Es el centro de Guayaquil, el comercio está a full y varios ecuatorianos buscan camisetas del Flamengo. Por ahora no saben si van a ir al Monumental, lo cierto es que ellos quieren estar en la onda de la final de la Copa Libertadores.

En la esquina de Sucre y Pío Montúfar encontramos a Toni Navas y Yomaira Guerra vendiendo el plato tradicional de Guayaquil: el encebollado. Ellos lucen las camisetas del Flamengo, uno de los finalistas del partido que se jugará este sábado 29 de octubre del 2022.

En realidad esta es la muestra del ambiente ‘a lo brasileño’, porque hasta antes de saber que la final era en la Perla del Pacífico las personas que vendían encebollado usaban las camisetas de Barcelona o Emelec.

Toni se mueve de un lado para otro, como para que todos vean su camiseta del finalista. Él tiene muye en claro que los miles de brasileños que comiencen a llegar en las próximas horas a Guayaquil deben saber que el encebollado es una delicia ecuatoriana que deben probar sí o sí.

Navas se puso la de Flamengo y tiene el palpitar que ese equipo será campeón. Hasta ayer la camiseta del Atlético Paranaense no se la encontraba.

LO RICO

“Ellos hablan mucho de los frijoles y los frijoles, aquí lo que le podemos brindar es un buen encebollado, con yuca, buena albacora y el talento ecuatoriano a la hora de prepararlo”, expresa Toni, un hincha de Barcelona que junto a Yomaira, su esposa, quien es fanática de Emelec, han hecho de los equipos un sitio muy copero.

Carlos Castro es un ecuatoriano que estaba probando el plato y asegura que darle encebollado a los brasileños será una manera de mostrar la cultura culinaria a los finalistas de la Libertadores.

El precio de este platillo va desde $ 1,75 a $ 2,00. “Ah, pero tienen que aprender a comer con chifle o pan, para que sepan lo que es bueno”, dice Carlos.

A SACARLE PROVECHO

Para los brasileños será una sopa de pescado, que seguro los pondrá bien pilas para gritar el sábado en el Monumental.

Yomaira es hincha del Emelec y ahora se puso la del Flamengo, dice que esperan a todos los brasileños para que se alimenten “a lo bien”.

La comida también juega un partido aparte y el plato tradicional de Guayaquil ha comenzado a estar en la cancha... perdón, en la barriga de los fanáticos.