El pasado 13 de mayo se hizo oficial que la final de la Copa Libertadores 2022 se disputará en el estadio Monumental el sábado 29 de octubre. Aquel anuncio emocionó a los comerciantes que residen en el barrio San Eduardo, que colinda con el reducto de Barcelona, debido a que creían que ese día podrían ‘camellar’ y ganar dinero.

Sin embargo, en septiembre pasado la Policía Nacional les notificó que el día del enfrentamiento entre los clubes brasileños, Flamengo y Athletico Paranaense, no pueden realizar eventos o fiestas en las calles y tampoco colocar carretas de venta de comida. Aproximadamente 50.000 hinchas llegarán al partido.

La moradora del barrio San Eduardo, Alexandra Zambrano, de 39 años, ya tenía pintado su galpón donde ofrece garaje, ubicado entre la avenida Barcelona y callejón Barcelona, pero no lo podrá abrir. Ante aquello se le ocurrió vender bebidas refrescantes, como agua, cola y jugos, desde el recibidor de su casa.

“La Policía hizo un censo y nos dijo que el día del partido no habrá parqueos para nadie y que pondrán vallas al lado de las veredas. Eso no me dejará trabajar porque mi galpón está en la principal. Ese anuncio me dejó triste, pero decidí ponerme a vender bebidas. Alguna entradita tengo que sacar. Igual tengo miedo de que me digan algo”, declaró Zambrano.

La comerciante Celeste, quien pidió no ser identificada por miedo a ser sancionada, contó que no podrá sacar su carreta de chuzos, la que, a diario por las noches, sin importar que haya o no partidos en el Monumental, coloca entre la avenida y el callejón Barcelona.

“Nos perjudican a nuestros negocios. Las ganancias son para la comida del siguiente día en la casa. Pero o me quedaré con las manos cruzadas. El día del partido los chuzos los guardaré en una mochila y saldré a recorrer las calles para venderlos a los brasileños. No soy rebelde ni desobediente, pero tengo que aprovechar estos momentos en que hay gente. Esto no se da todos los días”, dijo Celeste.

Por su parte, Marlene Ávila, de 30 años, quien tiene un condominio de arrendamiento, ubicado al lado de la entrada hacia el túnel del reducto del Ídolo del Astillero, en el callejón Barcelona, elaborará una banderola con la frase: bienvenidos, “para que los brasileños se sientan como en su casa”.

“Es un evento internacional y hay que hacerlos sentir bien, así vuelven con gusto acá a Guayaquil y al estadio. Haré la banderola, la pintaré con los colores de su bandera (verde, amarillo y azul) y la colocaré en la fachada de mi casa. Igual eso me sirve para que vean que alquilo cuartos. No están amoblados, pero serán útiles para dormir”, manifestó Ávila.

Por último, Sara Romo, la administradora de una empresa de taxis cuya base está situada al lado del parque del barrio San Eduardo, reveló que ese día tendrán que cerrar el negocio porque no habrá circulación de vehículos por el sector. “No dejarán pasar carros. Nos toca cerrar la oficina y no trabajar ese día, porque los taxis hacen base aquí hasta que se les asigna una carrera”.

Así, la emoción de los comerciantes se esfumó, ya que el día del partido entre Flamengo y Athletico Paranaense, que llevará a unos 50.000 hinchas al Monumental, no podrán hacer dinero con sus cachuelos. Por aquello, algunos intentarán vender bebidas desde los portales de sus casas, pero con miedo a que los sancionen.