Los únicos colores que existen para Eduardo Campuzano Pérez, de 66 años de edad, son el amarillo, negro y rojo del elenco torero.

Desde los 12 años le dio por vestirse a lo Barcelona, ya que de lunes a domingo usa camisetas, chompas, zapatos, calzoncillos, pañuelos, medias y hasta las velas que tiene son amarillas.

Su amor por el Ídolo es único, incluso se adelanta al futuro. “Cuando Dios me llame a su lado quiero que mi ataúd sea amarillo, lo quiero de ese color y que nadie llore, mejor que pongan las canciones de mi Barcelona” comenta un hincha diferente.

Ha perdido la cuenta de las camisetas que tiene, solo sabe que desde que comenzó a trabajar vestía solo con los colores del elenco amarillo y a esto se suma las sábanas y almohadas, y todo lo que tenga el escudo del Barce.

En su casa, en la ciudadela Guangala, al sur de Guayaquil, sus vecinos saben que Eduardo sale todos los días vestido como si fuera jugador canario, listo para dirigirse al estadio. “Hasta los calzoncillos son amarillos y como tradición compro una docena y media cada año y los quemo el 31 de diciembre” manifiesta el fanático, quien este miércoles 22 de septiembre para ver a su equipo ante Flamengo, en la semifinal de la Libertadores, hará una previa a todo parlante con las canciones del Ídolo en versión salsa.

La gente lo goza, dice que Campuzano anda todos los días uniformado, pero a él eso le resbala. Su casa está pintada completamente de amarillo y hasta tiene todos los cds de Barcelona.

“Es mi forma de amar al Ídolo. Después que me operaron del corazón me tienen prohibido ir al estadio, pero eso no importa, porque le rindo homenaje a mi querido equipo todos los días. Ser barcelonista es una forma de vida, lo vivo de lunes a domingo”, afirma el hincha canario.

Su vecino Byron Guerrero desde que conoce a Eduardo lo ha visto usar todos los días la vestimenta amarilla, mientras que Jaime Ramírez expresa: “Es un amor de verdad el que tiene este vecino por Barcelona, no he visto un hincha tan amarillo”.

Eduardo va cambiando las camisetas y cada vez que se compra una regala las más antigua, su clóset está totalmente lleno de prendas amarillas. Aquí podemos decir que este fanático siempre viste a lo Barcelona.