Eran las 11:20 del 14 de noviembre del 2024, Ecuador vs Bolivia, jugaban en el Monumental. De un carro bajan cientos de tarrinas de seco de pollo y botellas de agua.

 A la voz de “pilas muchachos, llegó el rancho”, los guardias de seguridad vestidos de negro, que trabajaron ayer, hacen fila. Es hora de comer. Tienen que estar bien alimentados para los que se vienen, serán unas 13 horas de trabajo.

La comida huele, y al abrir se ve un maduro frito, una cuchara, y aquí es como el cuartel: a comer parado.

Así se vive un partido horas antes

Marlon Espinoza, es uno de los guardias, está feliz, porque va a trabajar en el estadio Monumental, dice que el partido de las eliminatorias es una bendición. No podrá ver el partido, pero eso no importa, dice que siente la adrenalina de la gente gritar en el estadio.

Ecuador y Bolivia, vienen a armarle la semana de trabajo con unos dólares más, esto no se da siempre.

Comenta que venir al estadio le da felicidad, solo con el hecho de estarlo. Claro que ha traído unos audífonos, y espera que la batería del teléfono le dure hasta el final: “Sé que cuando el estadio estalla, hay gol y eso no falla”.

Más allá está Carlos, dice que se está dando un “cachuelo” como guardia, que pidió permiso en su trabajo, pero quería estar en el estadio: “Aquí es otro nivel, no sé dónde me toca estar, pero quería venir al estadio. Ponte que me lo cruce a William Pacho, ese man del PSG y me hago la fotota”, lo dice con gran sentido del humor.

Ellos han comido y lo que se les viene es fuerte, deberán de estar parados por más de 13 horas, pero la seguridad es ante todo lo que predomina.

A esta hora, solo hay vendedores, personal de seguridad y la logística del estadio.

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