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Imagen de archivo del XVI Torneo Nacional Barrial de Ecuavóley, en Montalvo.Extra

Ecuavóley, el deporte ‘made in Ecuador’ convertido en acontecimiento social

También conocido como vóley criollo es una variante del voleibol internacional que se cree nació en Ecuador a principios del siglo XIX.

El ecuavóley o vóley criollo es una variante del voleibol internacional que se cree nació en Ecuador a principios del siglo XIX y hoy es todo un acontecimiento social y el segundo evento deportivo más seguido del país tras el fútbol.

Surgido entre los pueblos ancestrales, esta modalidad de balonvolea tiene un carácter popular en torno al que se desarrollan multitud de actividades de diverso tipo, como apuestas, partidas de naipes o auténticos espectáculos musicales con marcado acento ecuatoriano para hacer las delicias del público.

Se diferencia del internacional en que cada equipo en pista está formado por tres jugadores en lugar de seis, que la red es más alta y estrecha llegando a colocarse a una altura de 2,75 metros, se juega con un balón de fútbol número 5 y permite tocar la pelota con las palmas de las manos.

Cada partido puede mover una cantidad aproximada de 300 dólares en apuestas, en complejos sistemas que van desde arriesgar por cada jugada a hacerlo por la victoria final, aunque existen rumores sobre que algún apostador ha llegado a perder su hogar o vehículo.

“En el ecuavóley no es tanto la pérdida porque es casi como todo juego de azar. Quizás pierda hoy, pero mañana gana, y así va circulando la plata”, explicó a Efe Bolívar Espinosa, tesorero del club quiteño Los profesionales del ecuavóley.

Apostar es para muchos un pasatiempo al que acuden con la excusa de ver el partido y con el que igual ganan o pierden dinero, pero en un ambiente cordial y de respeto al resto de jugadores y público.

La asociación de la que es miembro Espinosa reúne cada fin de semana a 2.000 personas en sus instalaciones del parque La Carolina de Quito para ver o participar en la veintena de partidos que organizan de manera improvisada, siempre que no llueva.

Una de esas personas es un anciano que cada día acude desde una residencia cercana acompañado por dos enfermeros: “Viene a las tres, hasta que empiezan los partidos, los ve un ratito y luego se va”, contó Espinosa, orgulloso del predicamento que cosecha la disciplina cada tarde de lunes a domingo.

Un deporte que mueve personas

Por ello, este es ya un deporte masificado a nivel nacional, que mueve grandes cantidades de personas, que no entiende de edad o género y que ha servido como elemento de integración social, familiar y cultural en los barrios de cada ciudad y pueblo del país.

Sin embargo, el ecuavóley sigue considerado un deporte recreativo, es decir, no federado, por lo que no existen torneos oficiales ni escuelas de preparación más allá de las actividades surgidas al amparo de las asociaciones deportivas barriales o escolares.

Tal y como apuntó a Efe el presidente de la Asociación de Ecuavóley de Pichincha, Jorge Cartagena, ya hay federaciones deportivas regularizadas a nivel barrial, pero se quiso “dar un pasito más allá” y se creó la federación provincial que preside, única de momento en el país.

“Lo que más nos interesaría es que se vayan sumando clubes de ecuavóley que existen, primeramente de Pichincha, ya que hay una asociación provincial para luego replicar la experiencia a nivel nacional”, especificó.

La aspiración es que se establezca una Federación Nacional de Ecuavóley y se incorpore a la de Voleibol.

Se desconoce la cifra exacta de personas que lo practican, aunque sí se sabe que es “la segunda actividad deportiva del país”, según Cartagena, por número oficioso de jugadores y adeptos.

La mayoría de los deportistas han aprendido jugando en la calle, lo que complica la búsqueda de talentos, que no solo practican en Ecuador sino en Europa, Latinoamérica o Estados Unidos, gracias a los emigrantes.

En España, el primer campeonato data de 2007 en Leganés y agrupaba ya a más de una veintena de equipos.

Los hermanos Eduardo Javier y Joel Cabrera son dos de esos deportistas que aprendieron ecuavóley en sus barrios junto con amistades y familiares hasta llegar a jugarlo de manera profesional hace seis años, cuando empezaron a ir a otras canchas.

“Es algo muy emocionante ver a la gente en las gradas, que este deporte haga que todos se emocionen”, expresó Joel, que juega en la posición de servidor.

El siguiente paso que esperan dar quienes vibran con el ecuavóley es sacar las competiciones de Ecuador y llevarlas a países de la región con el objetivo de crear un panamericano y, quizás en un futuro más lejano, convertirlo en deporte olímpico.