¿Saben dónde se sufre más en un partido de fútbol? No es en el banco de suplentes ni en el palco de directivos. El lugar donde los nervios aparecen, las uñas se pierden en la boca, las lágrimas bailan en la cara y los abrazos están presentes son las graderías, donde se reúne la familia de los jugadores.

En el cotejo 9 de Octubre ante Delfín, los guayaquileños lograron clasificar a la fase de grupos de la Copa Sudamericana al ganar 2-0, con anotaciones de Ricardo Phillips y Danny Luna.

Y EXTRA pudo ver el cotejo con la familia del capitán de 9 de Octubre.

Faltaba una hora para el partido y Gisel Gómez de Luna, esposa del Cholito, llegó a la tribuna del estadio junto a sus hijos Dania y D’Alessandro; Alexandra Luna, la mamá del jugador; Romina Romero, hermana del 10; Galo Gómez, su cuñado; y la madrina Nancy Sellán. Fueron las primeras personas en arribar.

Todas tenían la vestimenta del equipo. Gisel se movía de un lugar a otro. Tenía el palpitar de que el Súper 9 iba a clasificar, pero quería más. “Creo que Danny va a hacer un gol; pero aunque no lo haga, que clasifiquemos”.

Cuando los equipos salieron a calentar, el corazón de la madre, doña Alexandra, latía más. La damita cuenta que acompaña a su hijo desde que era pequeño, que le costó mucho cuando venía a los entrenamientos a Rocafuerte, pero es una bendición de Dios que le haya ido bien en el balompié.

Una vez iniciado el partido, a Danny la defensa de Delfín le va dando duro. Para los Luna, eso era falta, penal y expulsión del rival; pero en realidad no pasa nada. Aquí el fútbol se vive con el corazón.

A los 35 minutos llega el gol de Phillips. Ellos festejan, se abrazan y tratan de estar tranquilos. Están clasificando.

SE DESATÓ LA LOCURA

Minuto 40. Danny Luna hace su primer gol en Copa Sudamericana 2022. El jugador en el festejo va primero hasta donde sus compañeros. Luego mira hacia la tribuna y hace un corazón con las manos. Es como si estuviera mentalmente conectado con su esposa Gisel, quien también lo hace. Es un griterío, todos celebran, los Luna se hacen dueños del estadio.

Dania brinca; a Romina no hay quién la pare; Gisel da gracias a Dios, alza las manos y sus ojos brillan; doña Alexandra siente cómo las lágrimas ruedan por sus mejillas. Es la fiesta familiar del gol. Testigo de todo eso, unas gradas más abajo, Ismael Rescalvo, DT de Emelec.

Después de esa anotación, se la pasaron viendo el reloj, con el deseo de que termine rápido el encuentro.

“Le pegaron a mi niño”, dice en el segundo tiempo Alexandra. Se refiere a que le fueron dando otra ‘caricia’ a Danny, quien salió a los 80 minutos.

Al final del partido, un beso entre Danny y Gisel sella la clasificación del 9 de Octubre. Fue un festejo familiar, una celebración con el corazón, algo que no entra en las estadísticas del fútbol.