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Historias de la vida real de nuestro fútbol.Archivo

¡Se creía Papá Noel y era grillo!... La columna de la ex

Las verdades que tarde o temprano salen a la luz en el mundo del fútbol.

Era la Navidad del 2001, mi amor, mi marido, mi hombre, era un chico que iba al Mundial de fútbol. La verdad es que era medio tacaño, pero aquella Navidad se le abrió el corazón, me dijo: “Tengo que dar de lo que recibí” y yo, hecha, la boba le creí.

Sacó $ 6.000 para repartir canastas, ropa y hasta juguetes. La verdad es que era la mujer más alegre del mundo, el hombre tacaño que tenía conmigo había cambiado... aunque algo no me cuadraba. ¿A los 30 años estaba cambiando? Bueno, quizá la época de Navidad daba para eso.

Pero la verdad es que las mujeres tenemos un sexto y séptimo sentido. Dejé que pase la Navidad y, antes de que termine el año, comencé a preguntarle sobre en qué sitios y a dónde llevó los regalos.

Aquí empezaron las cosas raras. Me llevó cinco fotos, donde se veían unas muñecas de un dólar, unas minicanastas y poca gente.

Le dije que me muestre las fotos de los regalos y ‘el muy muy’ me dijo: “Lo que hace tu mano derecha que no la sepa la izquierda”. Eso quería decir que no iba a decirme a quién regaló.

Pero eran $ 6.000, una parte del megapremio que le dieron por ir al Mundial de Japón y Corea 2002.

Lo bueno de Guayaquil es que es pequeño, se peleó con su mejor amigo y se supo todo. Mi marido no era Papá Noel, no era Santa Claus, él muy bandido era un grillo de primera categoría. ¡Un mundialista en grillería!

De los $ 6.000 solo había regalado, y con el dolor del alma, apenas $ 500 en juguetitos, y los $ 5.500 restantes se lo había dado a ella. ¡Sí!, a ella, la tipa de la que yo siempre tenía sospechas; ¡sí!, la novia del colegio. ¡El Papá Noel de la infidelidad!

Yo tenía todas las pruebas, pero él hasta juró que había dado las Pascuas, fue un regalo de infiel en nombre de Papá Noel.