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Ella contará todo los secretos en el amor y el fútbol.Extra

La Columna de la Ex: ¡Fui su profesora y me enamoré!

La columna de la ex y sus historias de los ex futbolistas. Una cosa de locos. 

Había llegado a uno de los equipos más famosos del fútbol ecuatoriano. Aquel chico de ojos deslumbrantes, de hablar callejero, de pelo cortito, tenía todo para ser un gran jugador, pero detrás de una historia brillante en la cancha había algo que nadie sabía.

Su situación económica y el no tener un padre en su hogar hicieron que solo estudie el primer año de escuela; el resto del tiempo se lo pasó en las canchas y en las casas de unas tías.

Era un muchacho que apenas podía escribir su nombre y que se aprendió el número de su cédula. No sabía leer, sumar ni restar.

Hasta los 19 años en realidad eso no le preocupaba y en su primer contrato nunca supo lo que firmó.

Aquel viernes, cuando lo conocí, llegó con un primo; yo tenía 24 años y daba clases en una escuela particular.

Desde que lo vi su mirada me decía algo y en una conversación acepté prepararlo intensivamente para que aprenda a leer, escribir y sumar. Incluso en una ocasión hasta le tomé la mano para enseñarle que la vocal a tenía un rabito. Le impartía clases de 6 a 7 de la noche, cuando llegaba de los entrenamientos. También aprendió algunas palabritas en inglés. En un mes ya se defendía.

Un día me llevó como obsequio una camiseta.

No sé cómo sucedió, pero nos enamoramos, aunque todo era raro, porque era mayor que él. Al finalizar los tres meses de aprendizaje ya ni le quería cobrar los 200 dólares mensuales que me pagaba.

Transcurrido el tiempo le pedí que termine sus estudios en un colegio a distancia. Ya no soy su maestra, soy su compañera de vida. Jamás pensé que esto que comenzaría como unas clases de matemáticas y gramática se convirtiera en una unión familiar.