La verdad que ese presidente era lindo, bello, precioso. Sus ojos una ‘bala’ al corazón de cualquier mujer, pero sinceramente a mí no me gustaba por ser aniñado, eso lo dañaba todo. Pero cuando mi Osito (así llamo a mi esposo) firmó el contrato por el equipo pasó algo raro, el presidente se mostró súper amable con mi amorcito, enseguida le dio un abrazo de felicitación y otro a mí.

En ese instante no sentí nada de nada y en realidad comprobé que ese hombre estaba guapísimo. Mi marido se había ‘comido toda la película’ de ese momento, pero no me dijo nada.

Una semana después sacó todo el celo que tenía por dentro y se le metió en la cabeza que me gustaba el presidente ‘pintero’ y, además, que me correspondía.

Por dentro me reía como no tienen idea. Siempre que ese bombón salía en la TV, los diarios o hablaban de él en la radio, mi marido se transformaba y se irritaba por todo.

Al final de la temporada llegó el rumor de que a mi marido lo iban a prestar a un equipo de la Sierra, y el muy... muy se le ocurrió la brillante idea de que vaya a hablarle al presidente guapo. A mí me daba igual, pero como había el interés de mi esposo decidí hacerle guardia en su oficina.

No van a creer lo que sucedió... mi marido se quedó en el carro y por mensajes de teléfono le informaba de todo lo que pasaba. Cuando llegó el presidente, ni bola me paró. A la entrada le dije que era la mujer de... pero ni me miró, solo al pasar manifestó que eso es cuestión del empresario y nada más.

Al final no se pudo hacer nada, pero valió la pena porque mi marido se dio cuenta de que entre el presidente buenote y yo... de lejitos todo es mejor.