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La columna de la ex: La mentira, dos sueldos
Cuando se separaron supo que había trampa en el sueldo.
Cuando llegó al equipo grande, la vida nos cambió. Dejamos de prestarle la camioneta a mi padre, dejamos el cuarto que nos daba mi familia. Nos independizamos.
Mi exesposo dejó de ganar los 320 dólares que le pagaban mensualmente, a veces pasando dos, y comenzó a ganar 3.200 dólares. ¡De verdad que era plata!
La llegada del dinero hizo que él se crea el más lindo. Yo, por molestar, le puse el Carlos Mata de Bastión Popular. El dinero lo cambió y al final me dejó con mi bebé. Fue duro, pero, la verdad, si él era feliz a su manera, pensé que yo también lo iba a ser.
La química se había terminado, quería tener una arreglo a las buenas, algo que no molestara a nadie. Tres meses después estábamos en el dilema de las mensualidades para la alimentación del bebé.
Aquellos años no había la famosa tabla de valores para pagar las pensiones alimenticias. La verdad que pensé que al ganar más de tres mil dólares, a mi hijo le tocaría por lo menos unos 600 dólares, pues quería pagarle los estudios particulares, que no le falte nada. Yo volví a trabajar con mi padre en su lavadora.
Pero cuando me enteré de que le iba a dar solo unos 100 dólares mensuales al bebé, le hice relajo, le metí abogado. Al final salí perdiendo.
Mi exmarido, sí el jugador de fútbol que ganaba $ 3.200, en realidad, en los papeles y en el contrato que está registrado ante la ley, su sueldo era de apenas $ 480. Sí, eso era lo que en realidad ‘ganaba’.
No sabía que en el fútbol existían los doble contratos. La verdad es que esos 100 dólares no le servía nada a mi hijo, dejé a un lado la denuncia y le dije que me dé lo que a él le daba la gana. Al final gané, durante 8 años que le duró la carrera me daba el triple de lo que decía la ley.