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La columna de la ex: Un cleptómano en el equipo
Y pensar que solo "robaba" adornos y cosas de los hoteles, aviones y tiendas.
La verdad que sí había dinero en la casa. No es que ganaba bastante, pero sí teníamos una situación cómoda, podíamos comprar cosas de lujo.
Mi esposo jugaba en un equipo de los llamados ‘grandes’, y en la selección nacional una vez lo llevaron a una Copa América.
Lo malo de todo es que Juanito tenía un lado horrible: le gustaba ‘llevarse’ los adornos que tengan la marca o nombre del hotel, avión o el lugar comercial donde iba.
A finales de los 90 e inicios del 2000 no había el famoso merchandising, que vende las cosas con la marca del local.
Y no era que lo hacía porque necesitaba para venderlas, sino que le gustaba, le encantaba tener esos ‘recuerdos’. Sentía placer haciendo eso.
Todavía en la casa se encuentran los platos de hoteles famosos, cucharas de aerolíneas, vasos de vidrio con logotipos... les puedo decir que tiene su colección muy amplia.
Pero lo peor pasó en un hotel cinco estrellas. Los camareros descubrieron que él había guardado los forros de almohada, las sábanas y hasta las cigarreras. Cuando emprendía la salida, la seguridad lo detuvo. Lo acusaban de ladrón. Sí, de ladrón. Con las evidencias en la maleta no podía hacer nada.
El gerente de ese hotel en Brasil pensaba que era un robo, hasta que apareció el ingeniero, un dirigente que en segundos solucionaba todo.
Le tocó pedir disculpas, le explicaron que el jugador tenía cleptomanía (un trastorno mental de control de impulsos), pero que si era de pagar lo hacían. 25 minutos demoró el interrogatorio. Al directivo le tocó obsequiar una camiseta del equipo, una chompa y hasta un banderín.
El jugador al final se trajo todo lo que se ‘cogió’ y días después el ingeniero le pagó un psicólogo para que deje el ‘ladronismo’.