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¡Clásico del Astillero con guatallarín!
El famoso banderazo es tomado como algo serio en los amarillos, que van desde temprano a vivirlo. Mientras que hinchas de todo el país llegan desde la mañana y desayunan, almuerzan y cenan fuera del Capwell.
Jorge Gómez bailaba fuera del estadio Monumental, celebrando por ser barcelonista. En realidad, ya había perdido la cuenta de las botellas y decía que era feliz... ¿en el Monumental? Sí, en el estadio amarillo. Pero se preguntarán qué hacía allí, si el partido fue en el estadio Capwell. Ojo, todo lo que va a leer, era la previa del partido que al final fue suspendido y se jugará el 19 de septiembre del 2022 a las 12:00.
Se ha hecho una tradición que cuando Barcelona juega en el Capwell, los fanáticos van a despedir al equipo. Lo raro es que llegan hinchas desde temprano y hasta celebran los cumpleaños entre ‘panas’.
Es algo que se ha hecho costumbre. Gabriel Andrade dice que es tan grande su amor por Barcelona, que dejó a un lado la fiesta que tenía en Pascuales, por estar cerca del equipo. “Una cosa es darle la suerte al equipo. Es por eso que cuando sale el bus, gritamos como si estuviéramos en las gradas del Monumental”, expresa Isaías Cabezas.
LA OTRA CARA
Algo similar pasa con los hinchas que llegan al estadio Capwell, quienes en cambio deben esperar hasta que abran las puertas del estadio.
Los hermanos Campoverde llegaron desde la capital del Ecuador. Habían salido a las cuatro de la mañana y al mediodía ya estaban sobre la calle Quito. Y antes de las 14:00 ya estaban comiendo, pues dicen que la alimentación más barata está fuera de los estadios. Ahí se ‘pegó’ el clásico guatallarín en tarrina.
A la periferia del Capwell solo ingresaban las personas que tenían los boletos, que por cierto hicieron harta falta.
Gabriel Ochoa había venido desde Quevedo. El viaje no importaba, pero confesó que le tocó prestar 35 dólares para comprar la entrada y pagar el viaje. El hincha por su equipo hace lo que sea.
VENTA
La fiesta del Clásico del Astillero es única. A esto le sumamos la presencia de comerciantes callejeros, que ayer cumplieron el objetivo de vender todo lo que se habían propuesto. Fue ‘caída y limpia’, y a pesar de que nunca vieron el partido, el bolsillo estaba de fiesta.