Las redes sociales hacen que lloremos a los muertos que están vivos; la víctima más reciente fue Manuel Loor, mejor conocido como Cascarita. 

Sí, el famoso hincha de la selección ecuatoriana de fútbol que a sus 66 años, sigue viajando por todo el país, y con ganas de hacerlo a nivel internacional en las eliminatorias.

A Cascarita ya se lo lloró la media noche del lunes 8 de febrero de 2021, debido que una persona que tiene su mismo apodo fue atropellada en Manta, pero se llamaba Carlos Heredía.

"Nos estoy muerto, soy yo Cascarita; no es un fantasma que le habla; no soy yo el muerto, créelo soy yo, estoy vivo y en Santo Domingo", corrigió mediante una llamada Cascarita.

Loor es un trotamundos del fútbol que viaja con la Tri; lo hace un bus, y va de pueblo en pueblo hasta llegar donde la selección juega. Su trabajo es hacer malabares con una piedra de 13 libras y balones. Su fama ha llegado hasta FIFA TV.

Para el autor de esta nota, la verdad es que al enterarnos las lágrimas cayeron por sí solas. Recordamos cuando nos encontramos en todos los estadios de América y Ecuador.

Las ganas de escribir un mensaje de la red social de Twitter no nos faltaron, pero ese implicaba que las llamada de los amigos del fútbol iban a ser por montones.

Tenía dudas que Manuel haya fallecido, algo me decía que Loor, a sus 66 años, tenía todavía energía para largo.

Cerca de la media noche del 8 de febrero, como si fuera un fantasma apareció su llamada del otro lado de la línea. Era al que habíamos  llorado, el mismo que lo hacían por muerto minutos antes.

"Soy Cascarita, tengo 15 llamadas suyas, y 50 de números desconocidos, y otras que ya le he dicho que estoy vivo" decía elocuente el personaje desde Santo Domingo de los Tsáchilas.

No estaba muerto, era una confusión por el apodo. Manuel Loor, por ahora es otro de los afectados de que no hay público en los estadios. Debido que no puede mostrar su espectáculo con la piedra y la pelota.

En redes sociales, es fácil pasar de vivo a muerto y de muerto a vivo, se borra el mensaje que la persona ha fallecido y la vida sigue.