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Burrai y las lágrimas por su primer técnico
El golero argentino llegó al Macará en 2018 y este año a Barcelona. El domingo 25 de octubre lloró a don Óscar, pero le dedicó el partido LigaPro.
Cada vez que un jugador quiere anotarle a Javier Burrai, la imagen del padre del golero de Barcelona parece manifestarse frente a él. El argentino se enfoca en el objetivo y bloquea el grito de gol.
En cada arriesgada acción, Burrai muestra una dosis de pasión y amor. Todo comenzó hace 22 años en el barrio de San Nicolás, en Buenos Aires. Javier tenía seis años y su ‘viejo’, don Óscar, se quedó perplejo cuando el niño le dijo que soñaba ser arquero.
Nadie en su familia le sugirió que fuera golero; fue algo que le gustó así porque si al rubio rioplatense.
Tras 22 años, el meta del Ídolo perdió a su padre el 20 de octubre. De inmediato viajó a Buenos Aires para despedirlo. Regresó Guayaquil y le comunicó al técnico Fabián Bustos que deseaba tapar.
Bien pudo no hacerlo, pero él quería darle un homenaje a quien fue su primer entrenador personal, el que le gritaba que debía de volar, saltar, no dejar la pelota botear y sobre todo que debía de impedir que los delanteros anotaran.
Su papá, el que lo paraba en el arco pequeño de plástico de la casa, el que hacía de los muebles de su sala un estadio para anotarle los goles siempre le decía: “lánzate, lánzate, si entra la pelota, no vale”.
El domingo 25 de octubre Burrai se mandó uno de los mejores partidos. Fue un homenaje para don Óscar, quien lo mira desde el cielo. Ante Liga de Portoviejo, el colorado las sacó todas, hasta se ganó el premio como el mejor jugador del partido.
Y él se lo dedicó a su papá, su fan, a quien no pudo tenerlo en el Monumental.
“No soy el típico delantero que se hizo golero. Seguro que era malo con los pies, pero esto lo vengo haciendo desde los seis años. Con mi padre quería hacer goles y me agarraba para practicar. El arco es el puesto donde se puede aprender todos los días y hasta de los que recién comienzan”, es el recuerdo que dijo Javier cuando hablaba de su padre en vida.
Al final de la victoria (2-0) del Ídolo sobre La Capira, Burrai lo había tapado todo. Pero no pudo más. Lloró a don Óscar en una cancha, en donde siempre su “viejo” como él lo llamaba con cariño, lo quería ver.
La imagen de Burrai tapándose el rostro con una toalla se quedó en la mente de todos los hinchas amarillos.
📹 El DT Fabián Bustos sobre la destacada actuación de Javier Burrai 🧤#LDUPvsBSC #LigaPro #VamosÍdolo pic.twitter.com/2JJJoSe9Y9
— BARCELONA S.C. (@BarcelonaSC) October 26, 2020
UN SOLO PARTIDO HA PERDIDO EN LIGAPRO
Javier Burrai llegó a mitad de 2018 a Macará de Ambato, recomendado por su amigo, el delantero Juan Manuel Tévez, que ya estaba en el equipo celeste.
Admira al guardavalla alemán Marc-André ter Stegen, del Barcelona español. Lo considera es el mejor en ese puesto.
Lleva cinco partidos invicto con el Ídolo, pero en el fútbol ecuatoriano ha tenido varias rachas.
Llegó a la segunda etapa en 2018 y logró su primera racha: ocho partidos sin perder. En 2019 hizo algo increíble con los ambateños, cumplió 16 encuentros sin salir derrotado (15 en la LigaPro y uno en Copa Sudamericana).
Burrai debutó con el Ídolo en la Copa Libertadores y fue con victoria ante Progreso. En el torneo internacional jugó 10 encuentros, seis en la fase previa y cuatro en la etapa de grupos.
Mientras que en LigaPro lleva 16 juegos, 13 en primera etapa y 3 en la segunda. Burrai solo ha perdido un partido en el torneo local, fue ante Guayaquil City, y ha empatado tres: contra Técnico Universitario, Macará e Independiente del Valle.
Lleva 450 minutos sin encajar un gol. Y todo por amor a su “viejo”.
Óscar, su padre, fue el primer entrenador y quien pateaba al arco cuando el golero amarillo tenía apenas seis años. Ante Liga de Portoviejo tapó todo. Lleva 450’ sin conocer goles.