Aeropuerto de Ezeiza, Buenos Aires. Segundo Castillo está vestido con un calentador, camiseta negra y zapatos negros, todo con la marca de Barcelona, una ‘pinta’ completamente distinta a la que usó ante Estudiantes de La Plata, el 11 de julio en Guayaquil.

Para el duelo del 18 de julio frente a los Pincharratas, el Mortero le reveló a EXTRA que no estará con la cachina que ha venido usando en los partidos de Copa Libertadores y Sudamericana. No quiere opacar al nuevo DT.

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Vamos conversando con Castillo quien tras el arribo de Barcelona a Buenos Aires no tuvo problemas en ayudar con las maletas del Ídolo.

Nos interrumpe y dice, “¿quieres hablar de glamour?, lo vamos a hacer, pero acompáñame a empujar estas maletas”.

Los hinchas amarillos que llegaron con el equipo hasta a Argentina se sorprendieron al ver al Mortero realizar el trabajo de la utilería.

¿Castillo es el más viral, la pinta resalta? Es la pregunta y el exvolante nos aclara, que a él siempre le ha gustado vestirse así, solo que ahora las cámaras de televisión estaban sobre él, debido que fue el entrenador del Barcelona.

“Eso solo es ‘cachina’, pero nada más es lo que hay en mi clóset... No es que me fui a comprar ropa para dirigir. Lo que sucede es que como jugador la mayor parte del tiempo nos ven con ropa deportiva” dijo Castillo.

Segundo acota que no pensó que se iba a hacer tan viral, en redes sociales, y revela que los gustos de la ropa y todo lo que se pone, es “culpa” de su esposa, la dueña del clóset.

“Si desea le doy unas clases para que se ponga una buena cachina y no es preciso gastar tanta ropa” expresa el entrenador, que ahora es asistente del uruguayo López.

Los hinchas en Buenos Aires, lo primero que le ven son los zapatos. Piensan que anda con los plateados con los que dirigió en el partido anterior.

Esta vez carga unos Nike Air Force I de color negro, que, entre risas, los compró en la Bahía de Guayaquil.

Castillo tiene humor para regalar, pero hay que ponerse serios, ¿Cuánto le costaron y dónde compró los zapatos plateados?

El exjugador de la Tricolor, sonríe por décima vez, y confiesa: “Esos los compré una vez cuando estaba en Egipto. Creo que me costaron 800 u 80 dólares (risas). Los tenía hace mucho tiempo, están pepas y ahora la gente me mira lo píes a ver si los cargo”, suelta Castillo, quien le puso un toque suyo a la Copa Sudamericana.

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