Son los héroes del banderazo, la típica manera de despedir a los jugadores de Barcelona cuando van a actuar de visitante en el Clásico del Astillero.

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El domingo 28 de abril del 2024, parecía un banderazo más, pero Carlos Aldás, de 14 años, se quedó sin garganta de tanto gritar cuando el bus de Barcelona salió. “Los manes te vieron, ¡la plena, mi perro!”, (palabra que usan los jóvenes para decir amigo), le decían sus panas.

A un costado también estaba José Luis Viera, un joven que expresaba su fanatismo amarilla en su silla de ruedas y gracias a un tío que lo suele llevarlo al banderazo.

Viera forma parte de la barra Zona Norte. En realidad, son los héroes que no se ven, solo se escucha su voz gritar por Barcelona.

Y la fama le llegó a Aldás. Barcelona en sus redes lo comenzó a buscar. En pocos minutos, la vida iba a cambiar. Pasó de estar fuera del Monumental a conocer el famoso túnel, la cancha y las instalaciones del estadio.

“Es la cancha más linda del mundo, es una locura estar aquí, es grandota”, dijo el pequeño, que se sentía igual de importante que sus jugadores favoritos.

Además, su video salió en todas las redes del club, pasó a ser socio juvenil y recibió una camiseta del equipo con todas las firmas y más regalos.

Y por si fuera poco, este miércoles 1 de mayo del 2024, en pleno aniversario de los 99 años de Barcelona, estuvo a las 08:00 en el aeropuerto para completar tanta felicidad. No fue a conocer a los jugadores; ellos querían conocerlo, agradecerle y felicitarlo.

Lo abrazaron, le firmaron la camiseta, le dieron las gracias e incluso ¡se fueron en el mismo avión hasta Quito! Es que Aldás estuvo como invitado especial del Ídolo para ver el choque ante Universidad Católica, en el estadio Atahualpa

El Kitu Díaz, quien también estaba de cumpleaños, le dio un abrazo gigante. Y cuando Aldás se vio cara a cara con Allen Obando se tomó la foto. El pequeño había hecho el mejor gol de su vida como hincha.

Y lo que hace José Luis Viera es para la admiración, en especial de su tío. Viven en el barrio Garay y Barcelona para él es el sentimiento de amor más grande.

El hecho de que no se pueda manejar por sí solo hace que su sacrificio tenga más valor. Viera tiene dos sueños: quiere conocer a los jugadores, compartir con ellos y decirles lo que ama al club. José Luis es tan amarillo que cuando el equipo juega va a la General Norte y cuando hay Clásico no le importa el sol o que lo empujen.

Él es parte del banderazo, donde la historia de amor al fútbol se escribe gritando... y aguantando sol.

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