Erguida ante la cámara, acomoda  sus piernas para que su silueta se vea más esbelta. Sonríe abandonando el pudor para contarle a EXTRA cómo es su tras cámaras de la plataforma que, en la pandemia, ganó más de 500 mil usuarios: OnlyFans.

“A mí me gusta ser sexi”, asegura. El fin de semana, María Fernanda Vargas, modelo y empresaria guayaquileña, de 29 años, ganó 500 dólares por una videollamada a la que cada participante tuvo que pagar 100 dólares. Según la joven, los en vivo con sus seguidores se ha convertido en su mina de oro, porque es lo que más solicitan. Esta afición respondería a la gratificación que sienten al palpar la exclusividad.

“Se vende la cercanía emocional o la intimidad. Entonces dices: ‘solo yo sé’. Esta posibilidad de decir yo me acerqué y tuve contacto con la persona, engancha”, explica Silvia Guevara, médica cuencana especializada en sexología. Durante el acercamiento que tienen los suscriptores con Mafer se crea un tipo de conexión virtual, pero que tiene un límite:  Internet.

La decisión llegó en noviembre, luego de que un centenar de usuarios la criticaran por ser ella misma, una mujer que destila erotismo. Su sensualidad sería solo para quienes estuvieran dispuestos a pagar 90 dólares trimestrales. Admite que al comienzo tenía miedo, “un poquito de vergüenza, después sentí adrenalina. Ahorita sí lo disfruto”, añade.

Only Fans es una plataforma estadounidense que nació en 2016. La idea principal era acercar a los fanáticos apasionados con sus ídolos (cantantes, bailarines, actores, futbolistas, etc.). El sitio Web es similar al funcionamiento de Paetron, donde los creadores de contenido obtienen ganancias a través del dinero que pagan los suscriptores. Pero, ¿cómo la primera se convirtió en el sitio preferido para adultos?

“A veces el usuario es el que determina el propósito y el éxito de una plataforma digital”, expone Alejandro Varas, ingeniero en informática de gestión especializado en publicidad digital. Según el experto consultado por EXTRA, Only Fans encontró un nicho en el que podía ser líder debido a que la competencia que tenía contra Paytron y otros sitios similares eran mayor.

Detrás de las fotografías y videos que publica Mafer están dos personas, su mánager y un fotógrafo. Ella es la que decide su vestuario, le encantan las piezas diminutas para que luzcan sus glúteos, pero jamás expone su vulva, “solo las ‘chichis’ y se enojan porque quieren ver más”, ríe.

Los seguidores varían, hay meses en los que tiene más de 150 y en otros 100. Sus ganancias también fluctúan, en los tres meses que está en la plataforma ganó 9.780 dólares, de los cuáles el 20 % se lleva la aplicación. El dinero que obtiene no solo se debe a las suscripciones, también a las propinas que recibe, solo en esta categoría ganó 1.307 dólares.

La decisión de crearse una cuenta en el sitio también llegó con la motivación de ayudar a otros. La mitad de sus ganancias han sido destinadas a beneficencia: “Di canastas con víveres a personas que están en los semáforos. Entregué mil juguetes por Navidad. Le voy a celebrar los quince a una niña que fue violada y que le sacaron el ojo. Entonces, con ese dinero que estoy ganando en Only Fans no solo es para mí, también es para personas que necesitan”. 

Se ha disfrazado de personajes de la cultura pop como de Caperucita Roja hasta de Mamá Noela. Todo depende de lo que desee proyectar en su producción, pero sus favoritas siempre serán las fotos que ella misma se hace al estilo selfie:

“A veces no tengo nada que hacer y si quiero hacer contenido, me grabo. Me pongo alguna lencería sexy y comienzo a hacer contenido, Hay de diferentes maneras, profesionales o las que yo misma me hago”.

Rodolfo Rodríguez, sexólogo y vicepresidente de la Sociedad Ecuatoriana de Sexología y Educación Sexual, opina que Only Fans le da apertura a que las personas jueguen con el erotismo y disfruten de su libertad sexual, pero poniendo un precio de por medio. Lo mismo comparte Guevara, la sexóloga detalla: “si igual me gusta mostrarme, ¿qué pasa si gano dinero por ello?”.  

Aunque Only Fans sea una plataforma que permita expresarse, todavía hay una oleada de detractores, quienes aseguran que los generadores de contenido se están prostituyendo. “No es prostitución porque no hay una venta carnal o física”, explica Rodríguez. De acuerdo al especialista, en ocasiones, los mismos usuarios no saben discernir que están tratando con una faceta de la persona y que no son sus dueños.

A la mensajería de Mafer han llegado propuestas para encuentros sexuales hasta ofrecimientos de regalos como joyas. Decide no responder y prefiere bloquear. También le toca lidiar con los malos comentarios “no me importa, todo el mundo me ha criticado cuando enseñaba y cuando no enseñaba. Las críticas no te dan de comer”, confiesa.

Sobre si piensa abandonar en algún momento el sitio, Mafer no tiene una respuesta puntual, pero sí aclara que hay días en los que la decepción la gana al ver cómo su contenido es difundido en otras plataformas sin su permiso. Tampoco niega que este mes tendrá contenido, hace un par de semanas terminó de grabar con su equipo y espera que, durante su viaje, la imaginación la habite para tomarse fotos desde la intimidad de su habitación de hotel.