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Buena Vida
Virgen de Guadalupe, una rosa que perfuma al mundo
Esta advocación mariana es una de las más difundidas. En Guayaquil y Santa Elena rinden homenajes a la Señora del Cielo que se presentó en Tepeyac
Cuando Juan Diego Cuauhtlatoatzin iba a pie por un lugar llamado Tepeyac, en México (9 de diciembre de 1531), tuvo una aparición de la Virgen María. Ella le encargó ir ante el Obispo Juan de Zumárraga y solicitar la construcción de una iglesia en dicho lugar. Le encomendó insistir si tenía una respuesta negativa.
Al día siguiente, Juan Diego acudió ante el religioso, quien lo examinó en la doctrina cristiana y le pidió pruebas de lo que mencionaba. Él, un hombre de fe, bautizado, no sabía cómo cumplir con aquello.
Dos días después, cuando él iba a la ciudad, la Virgen volvió a presentársele y le pidió subir a la colina a recoger unas flores. Así lo hizo y en su tilma (prenda que usaban para cubrise) él juntó decenas de rosas y se las llevó a la Señora del Cielo.
La Virgen lo mandó de nuevo ante al prelado con ese encargo. Cuando Juan Diego mostró las flores, en su prenda estaba impregnada la imagen de la señora que él había visto en Tepeyac.
Con aquel milagro de las rosas ocurrido hace más de cuatro siglos en México surgió una de las advocaciones marianas más seguidas entre los católicos y desde entonces, la Madre celestial ha perfumado al mundo.
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Juan Diego fue beatificado en 1990 y canonizado en 2002. Ambas ceremonias las presidió el papa Juan Pablo II.
Testimonio
Sola, ante el Santísimo Sacramento y el busto de la Virgen de Guadalupe, María Alexandra Mero, de 36 años, estaba sumergida en sus oraciones.
La mujer expresaba su fe frente al altar en el templo de la parroquia San Juan Diego de Nuestra Señora de Guadalupe, ubicado en La Prosperina, norte de Guayaquil, y según confirmó, en los últimos tres años ha volcado su confianza espiritual en el Supremo y, especialmente, en la virgen que se apareció en el cerro del Tepeyac, en México.
Para ella, la Madre celestial le ha cumplido muchos milagros. “Me ha cuidado desde que nací”, enfatiza y una de las últimas gracias otorgadas es el haberse reconciliado con su esposo, de quien estuvo separada por tres años.
Templos en la ciudad de Guayaquil
En la urbe porteña hay dos parroquias que recogen la denominación de la advocación que nació hace más de cuatro siglos. La Virgen de Guadalupe, ubicada en las calles Francisco Segura y la Décima. La otra es San Juan Diego de Nuestra Señora de Guadalupe, ubicada en La Prosperina, templo consagrado en septiembre de 1978, siendo arzobispo de la ciudad monseñor Bernardino Echeverría.
Además, en la iglesia Catedral de Guayaquil construyeron un altar con una réplica del cuadro de México y los días 12 de cada mes, los devotos llegan a orar, con mayor presencia a inicios de diciembre, cuando se recuerdan las apariciones.
Millones de creyentes confían en la Guadalupana o la Virgen Morena como también se conoce a la patrona de América.
Una hermandad en Santa Elena
En 2010 se instauró en el cantón La Libertad, provincia de Santa Elena la Hermandad de la Virgen de Guadalupe. Al principio la conformaron unas treinta personas, actualmente son 723 los seguidores de la virgen en la península.
Muchos de los fieles aseguran haber recibido un milagro. María De la A es una de las personas que testimonia el poder de la Guadalupana. La mujer recordó que su esposo César Coral sufrió un accidente de tránsito y quedó con múltiples heridas. Los médicos no le daban esperanzas de vida.
A Coral lo trasladaron a una casa de salud de Guayaquil en estado crítico. “El diagnóstico médico fue que si se salvaba quedaría invalido”, recordó la mujer, pero ella le imploró tanto a la Morenita y hoy su cónyuge está recuperado.
“Todos decían que era imposible que se salve, pero gracias a la virgen mi amado sigue con nosotros; eso fue un milagro de mi Madre santa, hasta los médicos no entendían lo que había pasado. Solo 22 días estuvo él en el hospital y se levantó”, enfatizó De la A.
Otro de los milagros es el de un menor de edad, quien padece una rara enfermedad en sus piernas y los galenos le dijeron a sus padres que no caminaría. Los progenitores le imploraron tanto a la virgen que les hizo el milagro. Actualmente, el niño recibe terapias con un andador, ya tiene movilidad en sus extremidades inferiores y ha empezado a dar sus primeros pasos solo.
Ivette Gómez, quien dirige la congregación en esta provincia, cuenta que el 16 de agosto del 2010 trajeron desde Ibarra la efigie de la virgen que se encuentra en la iglesia matriz de La Libertad y desde entonces permanece en su altar. "Ha realizado muchos milagros a quienes le oran con fe”, manifestó Gómez.