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¿Qué pasa cuando a tu compañero de trabajo lo nombran jefe del equipo?

Muchas veces esta pauta empresarial puede convenir a los trabajadores porque se puede rediseñar el plan de trabajo, ya que el nuevo jefe conoce en qué puntos sus excompñaeros son ‘buenos’.

Tener un jefe nuevo puede ser llevadero, pero cuando te ponen como jefe a un compañero que tenía el mismo rango que tú, puede ser fulminante.

Manejar esta situación puede ser un reto, asegura la ingeniera comercial Lissette Cheme García, experta en capacitación profesional. Añade que quien no fue ascendido siempre se va a cuestionar ¿por qué yo no? “Sentirse frustrado o incluso peder la confianza son las reacciones más frecuentes”, dice la profesional.

Cuando se anuncia la notica, los empleados tienden a tomarla como algo personal. A lo que la experta catalogó como “celo profesional” y a lo que pocas veces el trabajador sabe cómo responder. “Hay estudios de comunicación organizacional donde afirman que un 70% de las veces cuando los directivos nombran a un jefe que ha venido de abajo, sus excolegas sienten celos”, resaltó.

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Además, según la ingeniera, el empleado debe ser “inteligente y aprovechar este movimiento” como una opción para rediseñar su plan de trabajo. También debe preguntarse qué provocó la promoción del otro, y no la de él.

“El ascenso de amigos puede implicar incluso que quizá cambie la relación que tenían”, comentó el comunicador organizacional Heriberto Cardoso, profesor de la Universidad de Guayaquil. Y también agregó que quien sube de puesto debe cumplir otras responsabilidades.

Tanto Cheme como Cardoso acertaron en que al principio, el nuevo jefe puede sentir hostilidad de parte de sus excompañeros de trabajo, pero si es profesional y llegó a ese puesto por méritos propios, debe actuar con naturalidad, centrarse en las nuevas metas. “El nuevo jefe debe ser capaz de distribuir objetivos nuevos y seguir adelante sin importar los comentarios, ya que muchos de ellos son para bajar los ánimos del actual patrón”, dice Cheme.

EL ERROR

Cardoso explicó que la principal ‘metida de pata’ sería caer en complacencias por querer quedar bien con los colegas que se sienten frustrados. “El clima laboral negativo se genera cuando la empresa realiza los ascensos laborales sin transparencia”, resaltó.

Además, señaló dos grandes riesgos detrás de esta incómoda situación.

- “La primera es que algún antiguo compañero, que quizás es un actual amigo, continúe pretendiendo que nada cambió, lo cual puede generar incomodidad en el resto del equipo”.

- “La segunda es que se le ‘suba el puesto a la cabeza’ y comience a creer que debe hablar más duro, marcar una distancia con quienes fueron sus ’parceros’ e imponer sus ideas y objetivos sin escuchar lo que los demás tengan por decir”.

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¿EL ASCENSO ES UNA TRAMPA?

Cardoso sostuvo que a veces el ascenso puede ser una trampa. “Un puesto en que hemos visto salir a diferentes personas desde que estamos en la empresa significa que hay algo malo. Si no tenemos cuidado nos podemos ver ’quemados’ en poco más de un año”, mencionó el comunicador, pero también aconsejó que si no queremos vernos en esta situación lo mejor es apoyarse en los excompañeros y tener un liderazgo que comparta responsabilidades, aunque luego —resaltó— los ‘jalones de oreja’ vayan a caer sobre nosotros.

En otras ocasiones se accede al mismo para mejorar el currículo. Para Cheme, el ascenso es la puerta de salida para otra empresa que puede contratarlos con un mejor salario o condiciones laborales. “Pero para esto ni siquiera es necesario hacer un buen trabajo y la realidad es que cuando ocurre el equipo lo nota”, dijo.

¿Y LOS EXCOMPAÑEROS? CÓMO LIDIAR CON ELLOS

Lo ideal, según Cardoso, es que los colegas sean los primeros en manifestarse, aclarando que entienden su nuevo rol y que colaborarán en la construcción o ejecución de sus decisiones, aun si a veces manifiestan su desacuerdo.

“Si ellos lo hicieran, no le tocaría tomar medidas para demostrar que la relación cambió y que ellos necesitan reconocerlo. Sin embargo, si —como es usual— esto no sucede, hay cosas que conviene considerar”, indicó.

Pero, al ser el jefe, se tiene la obligación de dar el buen ejemplo. Tomar cierta distancia social es prudente, sin que esto implique generar una relación fría y seca, ya que es responsable de cuidar los resultados y el comportamiento del equipo.

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“Eso implica fijar metas, hacer seguimiento sobre aspectos positivos y otros no tan buenos. Hacer esto tomando cerveza todos los viernes no tiende a marcar la diferencia entre los roles”, señaló. Asimismo, exigir no implica ser patán y humillante.

LO BUENO Y LO MALO

“Conocer previamente a la gente es una ventaja, si sabes construir sobre ella”, apuntó Cheme, porque esto ayuda a saber, desde el día cero, quiénes son sus principales aliados o los ‘contreras’, o cómo es la forma de convencerlos y de trabajar los proyectos, según las fortalezas, debilidades y estilos de trabajo de cada uno.

“Lo difícil está en evitar favoritismos por no ser capaz de balancear sus afectos hacia unos pocos”, mencionó. Es decir, que la cosa se complica cuando la justicia no es equitativa y solo se da en unos cuantos. Por eso —recomendó Cheme— se debe evitar al máximo creer que puede cobrarse viejas cuentas aprovechando su nuevo cargo.

“Supere los prejuicios y mire la realidad con otros ojos, pues lo último que requiere es romper a su equipo”, concluyó.

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Es por eso que debemos ser conscientes de que también se puede rechazar el ascenso; por diferentes motivos, ya sea porque para nuestra carrera profesional no aporta mucho o porque la responsabilidad que lleva incorporada no supone un salto salarial que lo compense. Está en nosotros aceptar el nuevo cargo y lo que más importa es reconocer si estamos ‘bien parados’ para el nuevo ‘camello’.