Exclusivo
Familia
Los tics nerviosos en los niños pueden reflejar estrés infantil
Esos espasmos, movimientos o sonidos son involuntarios y repetitivos. Pueden desencadenarse en momentos llenos de ansiedad dentro de la esfera familiar, escolar y social del niño
Encoger los hombros, mover las piernas, rascarse sin que haya picazón, morderse los labios, estos u otros tics nerviosos pueden manifestar los infantes.
Pero no solo se evidencia en la parte motora (movimiento corporal), también en la vocal, se pueden generar sonidos como tarareos o usar muletillas al hablar (o sea, verdad, ¡ajá!, etcétera.).
“Generalmente, estos aumentan cuando se vive una situación de ansiedad. Los factores estresantes pueden ser el abandono de sus padres, permanecer con personas extrañas por tiempo prolongado, cambiarse de residencia”, sostiene la psicóloga clínica y orientadora familiar Miriam Florencia, quien indica que también existen los trastornos hereditarios.
La psicóloga Camila López explica los principales tics: Los transitorios, que duran menos de un año; y los persistentes o crónicos, que pasan de los 12 meses.
“Uno de cada cien niños lo presenta. Es más frecuente en hombres que en mujeres. Comienzan entre los 4 y 6 años. Podríamos considerarlo severo si se mantiene hasta la edad de 10 u 11”, expresa López.
“Conocí el caso de un niño de dos años, quien de forma repentina se separó de su padre y por tres meses, aproximadamente, le tembló el ojo; cuando la ansiedad pasó el tic desapareció”, dice la orientadora.
Cero burlas
Quienes presentan cuadros de tics nerviosos están expuestos a la burla de los demás, señala Florencia.
“Jamás se debe permitir la mofa en una familia ni hacia ninguna persona, por el contrario, los padres deben explicarles a sus otros hijos y parientes que estos actos son involuntarios y que deben ayudar a que el chico tenga conciencia de ello para que pueda controlarlo”, aconseja la terapeuta familiar.
¡Padres, 'párenle bola'!
“Nunca pasar por alto o minimizar los tics, sobre todo si no han desaparecido en corto tiempo, pues al tornarse crónicos habría que analizar qué los está causando, revisar su historial clínico para determinar si no hay antecedentes familiares”, puntualiza Florencia.
En ocasiones, tanto los padres y profesionales de la salud no se percatan de estas manifestaciones y esto hace que el diagnóstico sea tardío, interfiriendo en el tratamiento y evolución de su hijo. Los especialistas que lo pueden detectar son los neurólogos, pediatras y psicólogos clínicos infantiles, concluye López.
EXTRATIPS
1. Haz seguimiento si lo detectas. Desde el momento que es identificado por los padres, maestro o familiar, percátese de la frecuencia y bajo qué circunstancias se da e ir al profesional.
2. No generes más tensión. No trates de hacer notorio el tic al niño. Rebaja la tensión que lo está provocando. Por ejemplo, si él comienza a desarrollar tics porque está nervioso por un examen, antes de salir de casa recuérdale que está preparado para la prueba, de igual manera la ‘profe’ deberá brindarle confianza y seguridad para que se relaje y desarrolle la evaluación.
3. Muestra comprensión y dale apoyo emocional y afectivo. No le hagas sentir que lo que le pasa es algo anormal, al contrario, hazle saber que esto le pasa a gran parte de la población y se da tanto en adultos como en niños, y que si logra tener control del mismo, va a desaparecer con el tiempo (si no es crónico y hereditario).
4. Desviar el estrés hacia un deporte. Siempre y cuando este se haga como medio de distracción y no en forma competitiva, para que la presión no manifieste al tic nervioso.
5. Que el niño practique técnicas de relajación: escuchar música, realizar ejercicios de respiración, etcétera.
6. Trabajo entre padres, maestros y Departamento de Consejería Estudiantil (DECE). Según la Ley Orgánica de Educación, a los niños con tics se les debe aplicar adaptaciones metodológicas y si fuese necesario también curriculares. El DECE debe trabajar con los docentes, priorizando el bienestar psicológico del chico y controlar que no sea víctima de acoso escolar.