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Buena Vida
¡Pilas 'camellador', que tu jefe no te abuse en el teletrabajo!
Según expertos consultados por EXTRA, las condiciones de 'camello' de un teletrabajador deben de ser las mismas que tenía en su lugar de trabajo.
Por el tenebroso coronavirus, el 'telecamello' es la nueva forma de organización del trabajo más flexible, que gracias a las nuevas tecnologías puede prestarse desde la propia 'caleta' del empleado o desde un lugar que éste decida; es decir, donde se sienta como 'pez en el agua'.
Es lo que dice el psicólogo ocupacional Antonio Vélez, profesor de la Universidad Católica de Guayaquil, quien explica a EXTRA que menos del 20% de la población activa tiene la opción de poder trabajar a distancia desde su casa.
Pero para Jesús Uribe Mindiola, también profesor y especialista en salud ocupacional, indica que algunas compañías han malentendido el trabajo en casa y se aprovechan de la flexibilidad de brinda esta opción, obligando a sus empleados a estar prácticamente todo el día 'clavados' en un computador, sin importar horarios ni descansos, pues lo hacen desde sus hogares.
“Con esta crisis sanitaria, la casa ha quedado subordinada al trabajo. En algunos casos se está rompiendo la línea entre lo público y lo privado", comenta Uribe a EXTRA.
Además, refiere que antes de la catastrófica pandemia muchas empresas implementaban el teletrabajo, y ejecutado con objetivos claros, revisión continua y compromiso de ambas partes, ha demostrado ser benéfico para los trabajadores y sus empleadores.
Sin embargo, apunta el experto, con el confinamiento a causa del COVID-19 la situación es extraordinaria y las condiciones en las que, quienes pueden hacerlo, están desarrollando el home office "dista mucho de un modelo ideal".
"Con la crisis sanitaria mundial, en Ecuador las familias se han visto obligadas a permanecer enclaustradas por más de tres meses. Para los jefes de familia no ha sido sencillo, pues no sólo tiene que cumplir con sus obligaciones de trabajo, sino también atender en muchos casos a sus hijos y las labores escolares", dice Uribe.
Además, menciona que los quehaceres implícitos a la constante permanencia en casa, la vida familiar y la personal, y el hecho de que son muchos los hogares donde hay dos o más personas cumpliendo con su horario laboral o escolar a distancia, en ocasiones en el mismo espacio, generan estrés a la hora de 'camellar'.
"A eso súmele que el jefe de uno está atosigándolo con algunas cosas pendientes", agrega.
Por su parte, el doctor en Comunicación Organizacional y profesor de la Universidad de Guayaquil, Heriberto Cardoso Milanes, precisa que a esto hay que sumar algunos malos hábitos del trabajo presencial que han sido trasladados a los hogares.
- Saturación de juntas
- Horas extra no pagadas
- Algunos maltratos por parte de los jefes directos
- Largos procesos para tomar decisiones
- Largas horas en videoconferencias
- La comunicación no es efectiva ni asertiva
- Asignación de tareas no consensuadas
Todos estos factores, dice Cardoso, no son tomados en cuenta por empleadores o jefes, que exigen resultados y productividad, sometiendo a sus trabajadores a estrés, cansancio e inestabilidad emocional.
“Con el pretexto de que el empleado está en su casa, algunas empresas abusan. Por ejemplo, como no invierten tiempo en transportarse a la oficina o en salir a comer, los empleadores tratan de sacar provecho: hay hora de entrada, pero prolongan lo más posible el momento para terminar el día o se reducen los tiempos para comida”, expresa el comunicador.
No obstante, el entendido alerta en lo siguiente: “Si un trabajador se accidenta en su casa, durante su jornada laboral, ¿será catalogado como accidente de trabajo o como enfermedad general? De eso dependerá el monto de la incapacidad. O, ¿quién será responsable en caso de información clasificada de la empresa se filtre, se dé un fraude o un hackeo a través del correo personal de un empleado?”.
Vélez reafirma que en ocasiones los jefes ni siquiera respetan los horarios de comida. "No disfrutas los alimentos porque tienes que estar pendiente de cualquier cosa", dice.
Incluso, desde la experiencia del experto, "te buscan muy temprano, antes del inicio de la jornada laboral o a las diez u once de la noche".
"Cuando reclamas te dicen: ‘Agradece que en estos tiempos tienes trabajo. En muchas empresas hay despidos’. ¡Es como una amenaza!", se queja.
LO 'BACÁN' DEL TELETRABAJO
Para el 'camellador'
- Trabajar a distancia desde casa permite conciliar mejor la vida personal y familiar con la profesional
- Reducción considerable de gastos (desplazamientos, comida fuera del domicilio, etc) y también de tiempo.
Para el patrón
- Permite un ahorro importante de costes: se reduce el mantenimiento de infraestructuras (oficinas, equipos informáticos, personal auxiliar, suministros, etc) y no hay que abonar el pago de pluses de desplazamiento.
- Si los empleados están motivados y el trabajo a distancia se ha organizado correctamente, se pueden lograr incrementos en la productividad y mejorar la motivación y fidelidad de los empleados.
LO 'LÁMPARA' DEL TELETRABAJO
- Se reclama la necesidad de que las condiciones estén reguladas de forma específica para evitar situaciones de abusos o pérdida de derechos de los trabajadores.
- Es más difícil el control de los tiempos de trabajo: es posible que se dediquen a la empresa más horas diarias que las que corresponderían por contrato o jornada máxima y que estos tiempos extra de trabajo no sean remunerados.
- La empresa puede acceder en cierta medida al ámbito más privado del trabajador, su hogar, introduciendo sistemas de control y vigilancia.
Los teletrabajadores enfrentarían una cierta desconexión y aislamiento respecto a sus compañeros de la empresa, que se puede traducir en menores oportunidades de promoción interna y formación.
Unos 'consejitos' para las empresas no está de más
Según Cardoso, es revelador que la mayoría de tópicos sobre teletrabajo consistan en consejos psicológicos para empleados y no organizativos para mandos superiores.
"Se trata, por lo general, de 'tips' que les ayudan a gestionar su tiempo y soportar mentalmente la nueva situación, pero que raramente atacan la raíz del problema", dice, ya que esto es una nueva era del trabajo y requiere formación. “No podemos no formarnos en una nueva manera de trabajar”. añade.
A su criterio, los directivos tienen que implicar a los trabajadores, y para ello tienen que decirles qué necesitan de cada uno.
“Hay gente que trabaja mejor y peor, pero tienes que confiar en los trabajadores y conocerlos, incluso biológicamente, para saber, por ejemplo, a qué hora del día trabajan mejor”, recomienda.
Para ello, es necesario -acota Cardoso- que las personas con cargo directivo se olviden de controlar todo lo que hacen sus colaboradores; optar por "comunicación asíncrona (vía 'mails' o documentos compartidos)" antes que “por la sincronía (como videoconferencias)”.
"Una única y breve reunión diaria", sintetiza.