Exclusivo
Buena Vida
Con talleres cerrados volvieron a la siembra
Artesanos de Huambaló dividen su tiempo entre agricultura y ebanistería. Debido a la pandemia, las labores artesanales están semiparalizadas
En la parroquia Huambaló muchos de los artesanos se esmeran, en unidad, por resurgir, tal como lo hicieron en las épocas de amenazas de erupciones del volcán Tungurahua.
Esta localidad del cantón Pelileo, provincia de Tungurahua, es conocida como la tierra del mueble, pero desde que empezó la emergencia sanitaria el trajinar con las máquinas en los talleres de los artesanos se alternó con el azadón.
Wilfrido Suárez es uno de los artesanos que debió modificar sus labores. Dijo que entre las dificultades está trasladar los muebles a sus mercados como Guayaquil y Quito, por ello, en esta emergencia, cerró su local y se dedicó a reactivar sus cultivos.
Otros establecimientos y la feria permanente se mantienen sin actividad desde marzo y aunque muchos ofertan sus creaciones mediante sus cuentas en redes sociales les ha resultado complicada la movilización.
Mario Mena, directivo del Gobierno Parroquial, aseguró que la gente volvió a la producción agropecuaria y eso les ha permitido sobrevivir en esta época de la pandemia.
Holguer Paredes, teniente político, comentó que ahora los artesanos ejercen sus actividades agrícolas y de ahí retornan a los talleres para seguir impulsando la actividad que los hizo conocer fuera de la provincia y en el mundo.
“La población solamente retornó a su vida antigua”, aseguró Paredes, y es que antes de los oficios artesanales hacían labores agrícolas y ahora, por el coronavirus, las retomaron. “Hombres y mujeres nos volcamos nuevamente a producir la tierra que es bondadosa en nuestra parroquia”, sostuvo.
200 años de historia
Según recordó Paredes, la actividad de la ebanistería en Huambaló se remonta desde hace más de 200 años. Debido a una plaga que afectó sus cultivos de frutas, verduras y hortalizas, la población vio en la carpintería y elaboración de muebles un medio de subsistir.
Aprendieron a darle forma a los maderos chanul, canelo y laurel que obtenían de la Amazonía. Con el transcurrir del tiempo diversificaron los trabajos.
Daniel Villegas, artesano y propietario de un almacén, manifestó que la elaboración de muebles se la transmite entre las generaciones.
En la parroquia aún existen artesanos que fabrican muebles de manera rudimentaria, tal como aprendieron en la antigüedad.
Wilfrido Suárez lamentó la situación. Es la primera ocasión que deben cerrar sus locales y parar sus actividades normales de la ebanistería.
El artesano recordó que en 1972 se instaló el primer almacén y lo hizo Hugo Aguirre como una manera de dar a conocer todas las creaciones. Desde ahí se abrieron otros locales y así Huambaló pasó a convertirse en la Capital del mueble.
Mientras laboran a ‘media llave’ en sus talleres y sacan productos de sus campos, los artesanos esperan que la pandemia termine para volver a abrir sus locales y mostrar sus trabajos. (YIE)