Ubicada en medio de frías montañas, Salinas es reconocida a nivel nacional por fabricar chocolates, embutidos y artesanías. Desde la lejanía sus coloridas casas de ladrillo son inconfundibles. 

Esta parroquia del cantón Guaranda, en la provincia de Bolívar, está habitada por cerca de 10 mil pobladores. En la década del 70 estuvo entre las más pobres del país, pero hace cuatro décadas resurgió como el ave Fénix, al convertirse en el referente de una serie de emprendimientos que actualmente tienen sello de exportación.

Su nombre original es Salinas de los Tomabelas, ya que según la historia fue la cuna de una de las etnias más grandes de la Sierra centro, los Tomabelas. Bajo su suelo, guarda milenarias minas de sal y es de allí de donde surge su designación.

El producto aún brota desde un enorme peñón y es una ruta inevitable para los turistas. Desde esa enorme roca salina se observa la pequeña, pero próspera parroquia, la cual está protegida por la Virgen de Agua Sal.

En la actualidad son pocas las personas que extraen el compuesto químico, pues la mayoría de sus habitantes son emprendedores, gracias a la visión del padre salesiano Antonio Polo, quien tiene alrededor de 50 años como su párroco.

El lugar está lleno de sorpresas. Permite realizar recorridos en las empresas comunitarias de chocolates, balones, textiles, embutidos, quesos y otros productos.

También se organizan recorridos a la Reserva del Chimborazo, el lugar más cercano al sol. Entre otras actividades, en el lugar se practica camping, rapel, cicloturismo, cabalgatas, senderismo, turismo de aventura a la montaña; o quien lo desea puede ser parte de los diferentes negocios que existen en este lugar del país.

Por la alimentación no hay que preocuparse, porque se puede degustar de deliciosas barras de chocolate, comida típica o una rica pizza preparada con el famoso queso artesanal que se encuentra en cada esquina de Salinas.

Ernesto López, presidente de la comuna, manifestó que en la parroquia sus habitantes se han dejado guiar y con un buen sistema de economía solidaria han logrado sobresalir. Así no tienen necesidad de migrar a otras ciudades y provincias en busca de trabajo.

Los productos que se elaboran en las fábricas de la Fundación Salesiana tienen mercado en Japón, Alemania, España y Estados Unidos.

La parroquia está a 3.500 metros sobre el nivel del mar. En noviembre y la primera quincena de diciembre, la temperatura puede llegar hasta los 24 grados centígrados, pero cuando cae la tarde el frío inclemente solo puede ser soportado con una taza caliente del chocolate elaborado en las fábricas ubicadas en las entrañas de sus pequeñas callecitas. (YIE)