Jenna Phillips decidió abandonar su trabajo en una óptica para dedicarse a subir sugerentes videos en los que finge ser un perro. La joven de 21 años cambió de oficio cuando se dio cuenta de la cantidad de dinero que su nueva faceta le dejaba. 

Sus videos para adultos se encuentran en redes sociales como TikTok la aplicación OnlyFans, donde tiene suscriptores que pagan hasta $ 20 para ver su contenido exclusivo en los que realiza actividades como perseguir pelotas, tomar baños, etcétera.

"Mis ingresos han aumentado 100 veces desde que empecé a generar contenido de juegos para cachorros. Estoy ganando seis cifras al mes”, indicó al portal Unilad. Pero esta 'gringa' no es la única en el mundo que se dedica a esta particular actividad. 

"Me doy cuenta de que se está volviendo más común entre las parejas heterosexuales", dijo Dani, una puppy girl que comparte videos sexys con su novio en redes sociales, en una entrevista con Vice.

El origen de este fetiche tiene que ver con la psicología y va más allá de un simple negocio. Un estudio de Springer Link, publicado en 2019, identificó una serie de razones por las que los participantes se sentían atraídos: les parecía relajante, terapéutico y les servía de escape. 

En efecto, una mujer, identificada simplemente como 'Dumb Puppy Girl', dijo a Vice que había incursionado en el juego de cachorros y otros fetiches años antes de conocer a su novio. Esto acercó a Emily y a su novio, dice, y reflejó los roles dominantes y sumisos que ya tenían en su vida sexual, mientras mantenían un sentido de diversión y afecto.

“En redes parece estrictamente sexual porque así es como elegimos presentarlo, pero para nosotros es bastante íntimo y afectuoso. Es casi infantil y divertido para mí y definitivamente más íntimo con mi pareja", dice Emily.