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Las críticas causan estrés, desmotiva y reduce el rendimiento.archivo

Psicología: Hablar mal de otros, ¿por qué lo haces?

Pon atención al impacto de las críticas y da el primer paso para superar este mal hábito

Un estudio de la Universidad Wake Forest revela que las personas que critican con frecuencia tienden a ser menos felices. La investigación muestra que la crítica constante afecta negativamente el bienestar emocional. Las personas que se enfocan en juzgar a los demás experimentan un aumento en el estrés y la insatisfacción personal. Por el contrario, aquellos que practican la empatía y la comprensión disfrutan de una mayor satisfacción y equilibrio en sus vidas. Este hallazgo subraya la importancia de cultivar una actitud positiva para mejorar la calidad de vida y la felicidad personal. Así que, en lugar de enfocarse en las imperfecciones ajenas, es más beneficioso cultivar la empatía y la comprensión.

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La psicóloga y terapista familia Martha María Paredes, asegura que la compasión no solo mejora sus relaciones interpersonales, sino que también beneficia a su propia paz.

¿Qué impulsa a criticar?

Los seres humanos critican por muchas razones, algunas de las cuales están relacionadas a la psicología. Una de las causas más comunes es la inseguridad personal. Cuando alguien se siente insuficiente o insatisfecho con su propia vida, dirige su frustración hacia los demás como una forma de desahogo o para elevar su propia autoestima.

Otra razón frecuente es la búsqueda de validación. Hablar mal de otros puede ofrecer un sentido de superioridad o de pertenencia a un grupo que comparte opiniones similares, reforzando así la identidad del crítico dentro de ese grupo social.

La competencia y los celos también juegan un papel importante. En entornos competitivos, como el laboral o social, juzgar a los demás puede ser una estrategia para destacar o para socavar a quienes se perciben como amenazas al propio éxito o estatus.

Además, la crítica puede surgir del desconocimiento o la falta de empatía. Algunas personas hablan sin comprender las circunstancias o el contexto en el que se encuentran los demás.

Finalmente, el ambiente cultural y social donde la competencia y la comparación son valoradas, la crítica se convierte en una práctica común y normalizada.

Comprender estas causas no justifica el acto de criticar, pero ofrece una perspectiva sobre por qué este comportamiento puede ser tan dominante. Reflexionar sobre estas motivaciones puede ayudar a fomentar una mayor empatía y a reducir la tendencia a criticar de manera destructiva.

Cómo afectan

- Disminuye la autoestima. Al recibir comentarios despectivos, uno puede empezar a dudar de sus propias capacidades y valores.

- Aumenta el estrés. La preocupación constante por las críticas puede generar una sensación de inseguridad y malestar emocional.

- Desmotiva. Las personas pueden sentirse desalentadas y perder el interés en esforzarse o mejorar, debido a la falta de apoyo y la sensación de rechazo.

- Reduce el rendimiento. La persona afectada puede sentirse incapaz de realizar sus tareas con eficacia o con el mismo nivel de compromiso.

Dígale adiós a los análisis dañinos

  • Cultiva la empatía. Comprende las perspectivas y sentimientos de los demás antes de emitir juicios. Ponte en sus zapatos y considera las circunstancias que podrían estar alterando tu comportamiento.
  •  Comunícate con respeto. Si necesitas abordar un problema, elije un enfoque constructivo. Utiliza un lenguaje que sea respetuoso y orientado a soluciones. En lugar de criticar, da sugerencias útiles y bien intencionadas.
  • Autoanálisis. Reconoce tus propias inseguridades y frustraciones. A menudo, la crítica hacia los demás refleja sus propias preocupaciones. Trabaja en tu autoestima y en el manejo de tus emociones para reducir la necesidad de hablar mal de otros.
  •  Se positivo. En lugar de centrarse en lo que está mal, busca aspectos positivos en las personas y situaciones. Practica el reconocimiento y el elogio genuino, que pueden fomentar un ambiente más constructivo y amable.
  •  Autodisciplina. Mantén un control sobre sus impulsos y reflexiona antes de hablar. Pregúntate si lo que vas a decir es necesario, útil o amable. Esto te ayudará a evitar comentarios impulsivos que podrían resultar en críticas innecesarias.
  •  Busca apoyo. Habla con tu círculo cercano o un terapeuta sobre tu mal hábito. Ellos pueden ofrecerte una perspectiva externa y ayudarte a desarrollar estrategias para comunicarse de manera más positiva.

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