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Oña, el encanto de lo añejo
En la ciudad azuaya se destaca su historia y las viviendas antiguas. También cumplió ocho años de ser declarada como patrimonio de la nación.
Con algunos eventos presenciales, con aforo limitado, San Felipe de Oña celebra sus tres décadas de cantonización. Entre estos actos, como la misa de Acción de Gracias y la colocación de ofrendas florales en las plazas centrales, Juan Lara y de La Madre, se destaca porque es una de las ciudades patrimoniales de la nación.
Tras varios años de labores, fue en marzo de 2013, cuando el Ministerio de Patrimonio y Cultura entregó la declaratoria de Oña y su parroquia Susudel como patrimonio del Estado, por su arquitectura, su historia, arqueología, sus festividades y más encantos naturales.
Este cantón azuayo, localizado a 102 kilómetros al suroeste de Cuenca, especialmente en su centro, conserva sus calles empedradas y sus tradicionales edificaciones, hechas con adobe, teja, madera y piedra, trabajadas artesanalmente por los antiguos nativos.
Entre esas viviendas se encuentra la Casa Vallejo (apellido de los primeros propietarios), construida en 1910, como casa de habitación de dos pisos y con una despensa en donde se almacenaban los granos y las cosechas.
Pese al tiempo transcurrido, en ella se ha mantenido su arquitectura, así como los muebles. Es una de las 29 edificaciones más antiguas que fueron consideradas para la declaratoria patrimonial y cultural, según adujo Pablo Ramón, alcalde encargado de Oña.
En la actualidad, dicha vivienda se ha convertido en el Museo Edmundo Vallejo del cantón para la exhibición de objetos ancestrales, los cuales fueron donados por herederos de los Vallejo.
En el establecimiento que abre sus puertas de martes a domingo se pueden apreciar los muebles que usaron, herramientas agrícolas y otros utensilios de uso cotidiano de más de cien años que pertenecieron a la familia Vallejo. Se aprecian cestos o canastos de carrizo y duda, un yugo (para el arado), una máquina de coser, vasijas de barro, una escopeta y muebles de madera, entre otras antigüedades.
Otras de las secciones de la antigua vivienda está destinada para el Centro de Atención Geriátrica de la ciudad.
Las 29 viviendas patrimoniales con sus balcones y ventanas que parecen sacadas de postales de épocas pasadas, se hallan restauradas y conservadas con el apoyo del Instituto Nacional de Patrimonio y Cultura y la Facultad de Arquitectura de la Universidad Estatal de Cuenca, anotó Ramón.
difunden por las redes sociales de la entidad municipal
Templo
La iglesia de la ciudad es otra de las edificaciones emblemáticas de Oña. La infraestructura se mantiene con los rasgos iniciales que data del año 1928, entre ellos, las tres naves principales de su interior.
Sin embargo, la torre que antiguamente fue de madera, por su deterioro y el paso de los años, debió ser reemplazada en 1970 por una estructura de ladrillo donde actualmente están las campanas, según contiene el libro de la Arquidiócesis del Azuay.
En ella destacan las imágenes de su patrono san Felipe Apóstol y de la Santísima Virgen de la Visitación y otras, reflejando la espiritualidad de la población, según cuenta el investigador David Ochoa.
Resaltando esa riqueza arquitectónica esta tierra azuaya llena de encantos cumple este 10 de mayo 30 años de ser cantón.
Otras de las manifestaciones tradicionales en esta tierra azuaya son las festividades religiosas que desde la antigüedad se recuerdan en mayo.
Una de ella es la fiesta en homenaje a san Felipe, patrono de la ciudad. El 3 de mayo de 2021 celebraron la santa eucaristía en su honor como cada año.
Esta tradición devocional transmitida desde la época de la colonia se mantiene vigente por el fervor de la gran mayoría de los pobladores.
Una segunda festividad religiosa que refleja la espiritualidad y fe en Oña se celebra cada 2 de julio en honor la Santísima Virgen de la Visitación que es parte de los valores culturales de este cantón. (JM)