“He roto sin querer su cristal. Soy Alejandro. Disculpe. El teléfono de mi madre es…., el teléfono de mi padre es….”, ese mensaje le dejó un chico que vive en Sevilla, España.

El pequeño dejó los números de sus progenitores en una nota, para que el dueño del automóvil pueda contactarse con ellos y acordar el tema del pago por los daños del cristal de la parte trasera del vehículo.

El hecho se hizo viral, pues el carro afectado se encontraba en un taller de electromecánica y los dueños del negocio publicaron en redes sociales lo sucedido. El mensaje en Facebook ha sido compartido 1,7 mil veces.

“Aún queda esperanza en la humanidad. Felicitaciones a la familia, eso es educar en valores”. “Si fuera el dueño del coche, llamaría a los padres para felicitarles por la educación que le dieron a su hijo”. “Vaya lección nos has dado a todos”. “Ojalá todos tuvieran la misma crianza”, son los mensajes que se leen en el Facebook del taller sevillano.

Estos actos de nobleza extrañan tanto, pues están casi que en extinción. “Las sociedades en el mundo están direccionadas hacia una pérdida de valores, las familias están desmoronándose, pero eso no quiere decir que no existan hogares en los que se trabaje y luche por la conservación de valores, a tal punto que los chicos sean responsables desde muy pequeños”, manifiesta la psicóloga y orientadora familiar Miriam Florencia.

La experta sostiene que se ha enfatizado en este hogar la responsabilidad de cada acto, que todo tiene consecuencia, no solo para uno, sino para el entorno familiar.

“El niño entendió que él causó daño a un bien ajeno, sin malicia. Este valor se lo enseñaron en casa”, señala la experta en temas familiares, quien sostiene que el chico también conoce a sus progenitores, quienes sabrán escuchar la confesión del hecho.