Exclusivo
Mis Historias Urbanas
Exclusivo
Mis Historias Urbanas: Un zoológico asesino
Si tienes alguna historia escribe a moncadab@granasa.com.ec o llama al 042201100 ext. 2099.
19 de febrero, 2017
Medianoche. Conduce su taxi por la entrada del Niño Divino, en Durán. Hay autos parqueados y algunos transeúntes salpicados como zombis hambrientos a lo largo de la avenida. Uno de ellos le hace señal de pare, dos aguardan en la vereda. "¿Cuánto nos cobra de aquí a Tangamandapio?".
(Entiéndase por Tangamandapio un punto lejano de nuestra Costa, adonde solo se entra en burro. Que un taxista acepte una carrera hasta allí es casi imposible). "Cien dólares", ofreció el conductor, casi sin frenar, a la espera de que el pasajero se niegue. "Perfecto, vamos".
Abrió las puertas. Se subieron. Se quedó estupefacto. "Esto me huele mal", pensó. Suena el celular del copiloto. "Ya, ‘Perro’, ya voy en el taxi, aguanta". Cierra y suena otra vez. "’Culebra’, ya me llamó el ‘Perro’. Estoy en camino". Y otra vez. "’Oso’, anda a la casa del ‘Perro’, que ya llego. Por ahí va ‘Culebra’ también".
Monte y carretera. "Entre por esa choza de caña". El camino de tierra se extendía hasta el infinito. Su pasajero seguía hablando con todos los animales. "Usted se queda conmigo acá", ordenó. El corazón subió a la garganta. Casi le da un infarto. Por suerte vio la fiesta en aquella casita de caña. El pasajero acababa de llegar la España. Tenía 10 años sin pisar su campo. Hubo comida, trago y un taxista agradecido.
Abrió las puertas. Se subieron. Se quedó estupefacto. "Esto me huele mal", pensó. Suena el celular del copiloto. "Ya, ‘Perro’, ya voy en el taxi, aguanta". Cierra y suena otra vez. "’Culebra’, ya me llamó el ‘Perro’. Estoy en camino". Y otra vez. "’Oso’, anda a la casa del ‘Perro’, que ya llego. Por ahí va ‘Culebra’ también".
Monte y carretera. "Entre por esa choza de caña". El camino de tierra se extendía hasta el infinito. Su pasajero seguía hablando con todos los animales. "Usted se queda conmigo acá", ordenó. El corazón subió a la garganta. Casi le da un infarto. Por suerte vio la fiesta en aquella casita de caña. El pasajero acababa de llegar la España. Tenía 10 años sin pisar su campo. Hubo comida, trago y un taxista agradecido.