Mis Historias UrbanasBlanca moncada

Mis Historias Urbanas: El hueco de los chinos

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El pequeño Charlie Arias tenía apenas seis años cuando se empezaron a construir las bases para la casa de tres pisos que su mami siempre soñó. Para hacerlas debieron cavar unos huecos enormes y profundos que él miraba con un poco de recelo. "Si seguimos cavando, vamos a llegar a China", aventuró. Vio a su tío buscando ser desmentido.

Estaba seguro de que algo así no podía ser posible, pero quería corroborarlo. Le fue mal. Se le hizo un nudo en la garganta cuando escuchó al hermano de su mami contestarle: "¡Por supuesto que podemos llegar a China! Es más, si un chino está cavando un hueco ahora mismo, se va a encontrar con el nuestro y se va a cruzar. Y no solo él, sino todos los chinos. Así que ponte pilas con eso". No fue más, Charlie no durmió esa noche. 

Cuando su mami se levantó a las dos de la mañana lo vio sentado a lado de uno de los huecos y le preguntó qué hacía allí. Su respuesta era obvia: "Es que mi tío me dijo que se pueden meter los chinos". Muchos años después, Charlie está seguro de que algo había de cierto en lo que decía su tío. Es que dudar no está demás en este asunto. ¿O no han visto ustedes que ahora hay chinos por todas partes?