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Mis Historias Urbanas
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Mis Historias Urbanas: La ex
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9 de julio, 2017
Recorrer Guayaquil con la noticia de la muerte de su ex, a quien hace mucho no veía, fue difícil. Lo supo en la mañana. Con su primera carrera. Uno de los pasajeros que llevaba un diario le leyó la novedad: suicidio en el sur. Habían pasado diez años de perder contacto con ella. La amó en serio.
Pero no lloró al leer su nombre. La garganta se cerró y una especie de abismo se abrió en el pecho. No era luto. No lo sentía como tal. Era más bien una especie de arrepentimiento. Después de todo, terminaron por cosas de la vida, sin rencores.
Tuvo mucho tiempo para pensar mientras manejaba. Los días en que ella, su primera novia, se adueñaba de su mente, no eran constantes, pero sí que existían. El de hoy, sin embargo, era muy oscuro. -Te mataste. Te mataste…, susurró para sí y apagó el carro.
Entró. En casa todo estaba como siempre. Echado en el colchón y negándose a sí mismo comentar la novedad con su mujer. Intentó dormir. Lo hizo hasta que dos enormes pechos de mujer le presionaron el torso. Sintió un cabello lacio en la cara. Era ella. Su movimiento no era sensual. Lo atacó, quiso ahogarlo. No fue un sueño. Está seguro.
Estuvo totalmente consciente cuando pasó. Acababa de acostarse. Se terminó de convencer cuando un susurro macabro se materializó en su oído: "Soy Margarita", la oyó. Luego abrió los ojos, jadeante. No quiso levantarse. "’Padre nuestro’ y hasta mañana. Nunca tuve sexo, debe ser por eso que me visitó".
Tuvo mucho tiempo para pensar mientras manejaba. Los días en que ella, su primera novia, se adueñaba de su mente, no eran constantes, pero sí que existían. El de hoy, sin embargo, era muy oscuro. -Te mataste. Te mataste…, susurró para sí y apagó el carro.
Entró. En casa todo estaba como siempre. Echado en el colchón y negándose a sí mismo comentar la novedad con su mujer. Intentó dormir. Lo hizo hasta que dos enormes pechos de mujer le presionaron el torso. Sintió un cabello lacio en la cara. Era ella. Su movimiento no era sensual. Lo atacó, quiso ahogarlo. No fue un sueño. Está seguro.
Estuvo totalmente consciente cuando pasó. Acababa de acostarse. Se terminó de convencer cuando un susurro macabro se materializó en su oído: "Soy Margarita", la oyó. Luego abrió los ojos, jadeante. No quiso levantarse. "’Padre nuestro’ y hasta mañana. Nunca tuve sexo, debe ser por eso que me visitó".