Exclusivo
Buena Vida

Mis Historias UrbanasPor @Blankimonki

Mis Historias Urbanas: en chones

Si tienes alguna historia escribe a moncadab@granasa.com.ec o llama al 042201100.

La etiqueta de la lencería quedó tirada en el tacho de basura del centro comercial. Ella se miró por última vez al espejo. No llevaba nada más que esas prendas íntimas debajo del traje safari sin cierre ni botones

Tiene una semana en Ecuador. Llegó de México, a ver al hombre que conoció hace unos meses por Internet. Hoy cumplen tres meses de noviazgo y ella le ha dicho que se ausentaría todo el día para preparar una sorpresa. 

Toma un taxi y se sentó atrás, con las manos de abrigo, para que no se abra el traje. Dictó la dirección y suspiró. No esperaba que esté aún en casa. Trabaja, y salía dentro de una hora, pero adelantaría algo de la cena.

El portón del edificio estaba abierto. Subió por el ascensor y cuando llegó a la puerta notó que estaba solo junta. Pensó que debió olvidar cerrar cuando salió a comprar y temía que haya entrado alguien, así que entró sin hacer ruido.

La sala, el comedor y la cocina estaban vacíos. Respiró y se liberó de ese molesto saco safari por un rato. Fue por un camisón en su maleta y cuando entró al dormitorio, con su lencería nueva puesta, vio a su novio desnudo, dormido, junto a una mujer veinteañera.

Una montaña de imágenes empezó a caerle encima. Se vio comprando el pasaje de avión, llegando a Guayaquil, haciendo el amor con él ese primer día en que la esperó con flores en el aeropuerto. Se vio muerta y supo que había reaccionado al fin.
No dijo nada. Dio vuelta a la cama, agarró su maleta, le dio un beso en la frente y le susurró un “gracias por todo”.

Al salir a la sala se puso de nuevo el traje safari sin cierres ni botones. Bajó al portal del edificio y paró un taxi.

Solo allí, con su maleta al lado, lloró. Ese día durmió en un hotel y compró el pasaje de retorno. Al día siguiente volvió a México. Lo único que no empacó fue el traje safari y la lencería nueva. Jamás supo de él.