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Buena Vida

Mis Historias UrbanasPor Blanca moncada

Mis Historias Urbanas: Busca tesoros

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Es abril de 2016. Ecuador acaba de temblar de forma tan catastrófica que varias zonas de la costa quedaron en escombros.

Equipos de rescate de todas partes del mundo arriban a la zona cero. Unos salvan vidas, pocas, que se convierten en testimonios eternos de estas fechas.
Otros llegan con perros que rastrean muertos para retirar cadáveres de entre toneladas de concreto, madera y polvo.
Unos cuantos no hacen ni lo uno ni lo otro. Son tres. Están caminando en medio de la muerte y los edificios derrumbados con un objetivo que nada tiene que ver con la ayuda. Ellos quieren el botín. 
Con el terremoto no solo se caen casas. También tiendas, hoteles, supermercados, ferreterías. Negocios que tienen sustanciosas sumas de dinero en sus cajas, tesoro que estos tres no dejarán pasar por alto, pese a andar vestidos de rescatistas, para fines de apariencia.
El lugar en donde antes estaba un supermercado luce apocalíptico. Una montaña de escombros se alza ante la mirada de los tres cazatesoros. Se miran. Han elegido el primer punto.
Empiezan con piedras medianas, luego grandes, luego escombros que entran en el puño de una mano. “La caja debía estar de este lado”, suelta uno y avanza diez pasos a la derecha. Empieza a buscar.
Dos horas después, llegan al fin a la meta. El metal está tan golpeado que algunos billetes asoman entre las ranuras. Bingo.
Un martillo es retirado del pantalón de rescate. Un par de golpes, dos más. El tesoro ha sido rescatado. “Nos lo dividimos y esto se queda aquí”, dice otro.
Cae la tarde en la zona cero. Los tres no advierten que hace algún rato hay policías cerca de la zona. Han visto todo, incluso los martillazos a la caja y el reparto de los verdes.
La cárcel no es menos hostil para los rescatistas ambiciosos. Al menos un año dentro les espera, por violar y asaltar la propiedad privada.