El ‘felices para siempre’ no se dio. Te divorciaste de tu pareja, con la cual tuviste una descendencia. Las malas caras, las indirectas, los reclamos y uno que otro ‘pito’ se produce cada vez que te topas con tu ex.

Pero… ¿por qué se da este comportamiento hostil? Una de las razones puede ser la infidelidad. “Esta causa un dolor emocional y el perdón no se da en una de las partes afectadas. Se convierte en un duelo no superado y rencor”, manifiesta el psicólogo clínico Víctor Hugo Yagual.

Su colega Marcia Colmont indica que la situación, por lo general, se complica según el motivo por el cual se divorcian. “Si es por mutuo acuerdo, el proceso se vive de otra forma, a diferencia de cuando es por infidelidades, maltratos, etc. Cuando la relación acaba, la forma en cómo se dé el divorcio va a dar las pautas de cómo será la relación entre los excónyuges en el futuro”, expresa la experta.

“Desgraciadamente la mayoría de padres opta por desquitarse con el otro, por medio de los hijos. El que se queda con los niños (suele ser la madre) puede poner trabas en las visitas. En cambio, al que le toca dar la pensión (tiende a ser el padre) toma represalias por esa vía”, señala Colmont.

¿Quiénes harían más relajo?

Aquellos que se hacen las víctimas y quieren que sus hijos se victimicen como ellos. “Destacan los malos tratos de su ex y crean un ambiente tóxico y apático en todo momento y lugar", precisa el experto en salud mental.  

Dele suave con el 'nuevo'

“Es importante que en el caso de que exista una nueva pareja, esto se hable primero con los hijos y luego que se haga la presentación, siempre y cuando sea una pareja estable”, expresa Colmont.

El psicólogo Yagual aconseja al ex que respete el nuevo romance, así refleja madurez.

“Al final de cuentas esa persona forma parte de la familia e inevitablemente compartirá tiempo con tus hijos. Por eso, lo mejor es interesarte en conocerlo y ver qué tipo de influencia puede representar para tus pequeños”, considera Yagual. 

EXTRAtips

1. Ayuda profesional. Así el proceso será menos doloroso y conflictivo. Con ayuda del terapeuta manejarán mejor la situación.

2. Creen entornos seguros. La base es el respeto y este es uno de los deberes de los progenitores: velar por la salud emocional de sus hijos, a pesar de que su relación conyugal haya culminado.

3. Los padres son los modelos de sus vástagos. Si ellos los ven tratarse bien, tener una comunicación sana, entenderán que esa es la forma de resolver problemas. No quedarán como amigos, sí como personas respetuosas.

4. Desahógate con tu pana, no con tu hijo. Él no es la persona indicada para hacerlo.

5. Que tus hijos estén al margen de ‘pitos’. Intenten solucionar las diferencias entre ustedes sin que tus chicos se enteren.

6. No seas ‘contreras’ por puro capricho. Puedes ceder o ser flexible de vez en cuando en los horarios, siempre y cuando ambos padres estén de acuerdo. No seas opositor del otro por las puras.