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Buena Vida
Karla Pérez: "Ya no digo que soy fuerte”
A pesar de la adversidad, luego de vivir un divorcio, la empresaria y coach deportiva es el soporte e inspiración para muchas mujeres.
El divorcio no es sinónimo de fracaso. Esta frase la hizo suya la coach deportiva Karla Pérez Guerra (34), quien está en este proceso de duelo. La separación se dio al primer mes del nacimiento de su pequeña, Luciana Alessa (ahora tiene 2). Ante el dolor supo salir adelante con la ayuda de cuatro profesionales, entre psicólogos y terapistas. Hoy, es un ejemplo para otras mujeres. ¡Está feliz! Disfruta de criar a su hija y muy pronto retomará su trabajo como entrenadora fitness.
La empresaria aprovecha este momento para mostrar, a través de sus redes sociales, cómo va su recuperación y compartir algunos trucos de alimentación que ella sigue para volver a sentirse en forma y, lo más importante, bien consigo misma. Debe bajar 15 libras para retomar su peso ideal, algo que asegura será cuestión de unas tres semanas. Es enemiga de las dietas modernas, pues prefiere comer de manera equilibrada.
¿Cómo te defines?
Soy valiente y resiliente. En mis terapias, los profesionales me dijeron que ya no utilice la frase “soy fuerte”. Aprendí a no decirla más porque tiene mucho peso. Cargaba sobre mí los problemas de otras personas, tal vez eso no me dejaba sonreír. Estoy en un proceso de sanación. Esto es importante para mí porque es lo que mi hija va a ver en un futuro.
Te tildaron de tóxica...
Respondo con mis acciones. Cuando actúas bien, te va bien. Y en este proceso complicado se sumaron muchas personas a ser luz en mi vida. Gracias a ellas estoy bien. ¡Me siento empoderada! No me gusta el conflicto. Tampoco lanzo indirectas.
Desde los 16 años sufres de depresión. ¿Sentiste que te ibas a morir?
Sí. Me hice muchas preguntas: “¿qué hice?”, “fui fiel”... Y mis temas de depresión fueron sanados. Busqué ayuda hasta en el exterior. Por esa sanación pude ayudar a otras mujeres. En mis conversatorios les he contado mi vida real y muchas terminaban llorando porque se identificaban conmigo.
¿Tu fortaleza?
Mi hija, por ella tengo que ser mejor cada día. Es mi impulso y mi inspiración.
¿Qué crees que habría pasado si no hubiese nacido ‘Bebé Lu’?
A mis chicas guerreras les hablo de una mala experiencia que viví y les aconsejo que si se pudo salir de una relación tóxica, se puede con todas.
Si pudieras retroceder el tiempo, ¿qué cambiarías?
¡Absolutamente nada!
¿Estabas preparada para este momento?
Sí y me lo dijo uno de mis terapistas. El universo me preparó para este momento. Ayudé y motivé a muchas mujeres a salir adelante. Les enseñé a amarse a sí mismas, y esa fue mi arma. Tengo amor propio y buena autoestima. Soy un referente de ejemplo y estoy con la cabeza en alto sin destruir a nadie.
“No me dio depresión posparto”
¿Cómo van las malas noches?
Ahí vamos, me han costado. Nunca fui farrera, porque para mí es importante el descanso, pero ahora es inevitable. Me voy de ‘farra’ con mi bebé.
¿Qué es lo que más te ha costado?
La lactancia, tengo hasta asesora y me dolió mucho, pero estoy contenta, ya tengo mi banco de leche.
Cuando estabas embarazada, ¿qué era lo que te decías viéndote frente al espejo?
Me sentí divina. A cada rato agradecía a cada parte de mi cuerpo por esta etapa. Me decía: “Gracias, útero, por sostener a mi bebé”. Este tipo de afirmaciones van al subconsciente y mira, mi útero volvió pronto a su lugar.
“Que Alejandra Jaramillo me perdone”
* ¿Qué opinas de las dietas estrictas?
Causan desequilibrios emocionales y mentales. Tampoco son duraderas. De hecho, no estoy a favor de las dietas keto. Alejandra Jaramillo me va a matar. La amo a Ale, pero siempre le dije que esa dieta no es buena en nuestro país, que tenemos verde y papa. La clave es comer de manera equilibrada, aprovechar lo que nos da la Madre Tierra y conocer las porciones.
¿Para tener leche consumes coladas?
Nooo... Todo es agua.
Confesiones
- Mi lado chistoso es exclusivo para mi familia y amigos cercanos. Soy bromista e imito a la gente.
- Soy impaciente.
- No me gusta ir a las discotecas por el olor a cigarrillo.