Exclusivo
Buena Vida
Humedal Abras de Mantequilla, un paraíso en Vinces
Moradores impulsan el turismo comunitario para mantener este espacio donde se puede disfrutar a la sombra de los árboles y de tradiciones montuvias.
Eugenio Mosquera muestra con orgullo el árbol de samán rojo que sembró hace 49 años en uno de los ingresos al humedal Abras de Mantequilla, en Vinces, provincia de Los Ríos. La plantación que se hizo un año después de la Convención sobre los Humedales celebrada en Ramsar (Irán), el 2 de febrero de 1971, forma parte de este paradisíaco lugar en el cual se fomenta el turismo comunitario.
En aquella época, el Capitán Mosquera, como lo conocen, no tenía idea de ese primer tratado relacionado a la conservación y el uso racional de los humedales, sin embargo, él en su “pedacito de tierra”, como denomina a su propiedad, ya había empezado a aplicar las técnicas para la preservación de este espacio natural y biodiverso heredadas de su progenitor.
Este año, debido a la pandemia, no hubo los eventos tradicionales que concentraban a personas, no obstante, pocos visitantes acuden, especialmente los fines de semana, a disfrutar del verdor de la vegetación y de la tranquilidad de la zona.
UNA ISLA
Ahora el mayor atractivo turístico es el sector Isla Bonita, donde Mosquera y sus hijos impulsan algunas actividades para quienes deseen visitarlos cualquier día de la semana.
Marcia Mosquera detalló que en el predio se puede pescar, practicar natación, remo o simplemente tomar un descanso en las hamacas que cuelgan de las ramas de los árboles.
El espacio conserva distintas variedades de plantas y árboles que han cultivado. “En total estimo que tendrá unos cinco mil árboles y plantas sembradas en todo el humedal. Incluso hay unas que ya no se cultivan en el país, pero aquí las tenemos, como el árbol moral fino”, destacó la habitante.
COMIDA
Karla Alvarado, una de las turistas que por primera vez visitó el humedal, disfrutó junto a su familia tanto del paisaje como de la deliciosa comida.
Ellos decidieron almorzar al aire libre bajo la sombra de un árbol de samán, y la joven, de 18 años, degustó un seco de gallina criolla con jugo de tamarindo, plato típico de la gastronomía montuvia que forma parte del menú que se oferta, al igual que el seco de pato, caldo de gallina, fritada y asados.
Cada árbol plantado por Mosquera tiene grabado en el tronco la fecha en que fue sembrado y así lleva la cuenta de los años de cada uno. En el lugar hay samanes que pasan de 50 años de existencia, aseguró el propietario.
El área cuenta con un bosque protegido donde habitan monos aulladores y la reserva de agua alberga una variedad de peces endémicos. También conviven miles de seres aeroterrestres, particularmente la garza blanca, ave representativa del lugar.
Por estas condiciones del humedal, así como los Mosquera, otros habitantes de los sectores Mantequilla, San Juan de Abajo, El Abanico, Mapancillo y El Garzal que usualmente viven del comercio y la agricultura también han decidido emprender en proyectos de turismo comunitario, mostrando las costumbres y tradiciones del campo. (TOF)