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Buena Vida

Mientras más pequeños son, más ayuda requieren para canalizar sus emociones.Pixabay

Cómo manejar a un hijo 'gruñón'

El autocontrol se adquiere, se aprende, y tú eres el mejor maestro para ello. Así que ayúdale a tu hijo a manejar su enojo con las siguientes técnicas

La ira es una emoción natural que se debe canalizar, no hay que reprimirla, tampoco ignorarla. Generalmente se da por la frustración, indica la psicóloga clínica Odette León, quien manifiesta que desde el nacimiento hay que instruir a los vástagos a regularla.

“Cuando la madre pone en palabras lo que el bebé siente, cuando lo carga y cuida, le hace saber que él es amado, protegido, y esa seguridad basta para que controle sus emociones

Hasta los dos años y medio, la mayor parte del trabajo es de los padres o de las personas que los cuidan. Después ellos replican lo que han ido aprendiendo de manera natural”.

Sí o no que en ocasiones has escuchado, incluso has dicho frases como “no te pongas bravo” o “ya se le pasará”, pero lo que el menor realmente necesita el niño es sentirse acompañado y protegido mientras pasa ese momento cargado de esta emoción.

Para ello EXTRA comparte ideas efectivas, que se pueden aplicar en niños de 2 a 6 años. A ponerlas en práctica.

El semáforo de la ira

Es importante que tengas en cuenta que cuando son muy pequeños de edad, ellos reconocen las emociones básicas, tales como la alegría, el miedo, la tristeza, el asco, la ira y la sorpresa, sin embargo, tienen problemas para regularlas. Como ellos saben cómo funciona el semáforo, emplea esta técnica y trata de que tus hijos asocien los colores con las emociones y sus conductas. 

Por ejemplo, la luz roja significa ‘alto’, lo que le recordará al menor que debe parar cuando se enoje. Con el amarillo debe realizarse las siguientes interrogantes: ¿cómo me siento?, ¿qué es lo que me molesta? Y con el verde debe seguir, actuar ante el conflicto. Ojo en cada una de estas fases tienes que ayudarle, porque ellos son muy pequeños y les va a costar. 

El volcán

Explícales que la ira es similar al estallido del volcán. Cuando se enoja, el cuerpo lo siente. En casos extremos hay sudoración, palpitaciones, las orejas y mejillas se calientan, provoca gritar, se activa parte del cerebro que lleva a actuar sin pensar. Si el niño no aprende cómo apagar esta ‘lava’, su explosión quemará todo (afectando a quienes le rodean). Sugiérele respirar hasta el número 10 o 20.

El frasco de la calma

Pon en una botella agua, pegamento y escarcha, deja un poco espacio para que lo que está en su interior se mueva. Mientras él contempla la caída de la escarcha empiezan los cambios en su sistema nervioso. Utiliza este tiempo para que te diga la razón del enojo.

Otras alternativas

En su habitación puedes ‘armar’ el rincón del desahogo. Ponle plastilinas, pinturas y con ellas puede ayudarlo a que exteriorice lo que siente, puede dibujar lo que lo enoja o esculpirlo con estas masas. 

Asimismo le puedes enseñar al niño que tome una almohada para cuando quiera llorar y liberar su tensión. Que la abrace. También hay numerosos cuentos y libros sobre el tema, léelos con ellos, será un momento especial y le servirá para bajar esa emoción. Lo fundamental es que el chico experimente estas alternativas y que elija la que más le funcione.