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Un nuevo estudio genético descubrió que sobre cualquier romanticismo, lo que prima en la monogamia son los ‘genes fieles’.Pixabay

Monogamia: ¿Ser fiel depende de los genes?

Se feliz con una sola pareja no suena tan alejado de la realidad. Pese a que algunos nos sean fanáticos de la monogamia, o simplemente no crean en ella, esto no significa que no existe.

Pese a que algunos nos sean fanáticos de la monogamia, o simplemente no crean en ella, no significa que no exista.

Los ejemplos de fidelidad no son difíciles de encontrar. En el reino animal existen especies como el ratón de la pradera o los pingüinos, que optan por una pareja para toda la vida (o por al menos un largo periodo de tiempo).

Explicar la fidelidad en estas especies no ha resultado fácil, así lo demuestran innumerables estudios que plantean diversas teorías. Una de las hipótesis defendidas por la revista Science, y argumentada hace algunos años por investigadores de la Universidad de Cambridge en Reino Unido, indicaba que esta unión servía como protección a las hembras.

Pero como las ideas no se estancan, un nuevo estudio genético descubrió que sobre cualquier romanticismo, lo que prima en la monogamia son los ‘genes fieles’. Este documento, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), define la monogamia en animales como la formación de un vínculo de pareja, que puede servir para una mayor defensa territorial y para el cuidado de las crías.

El experimento revisó el tejido cerebral de diez especies. La mitad de las parejas eran consideradas en el grupo de animales monógamos mientras que los otros no lo eran. Diario El Espectador señala que entre estos ejemplares había ratones de California, ratones de la pradera, las aves bisbitas ribereño alpino, las ranas Ranitomeya imitator y un pez cíclido del lago Tanganica en África.

Los resultados demostraron que los machos de estas cinco especies monógamas, tuvieron cerca de 24 genes con actividad constante. La investigación abarca 450 millones de años de evolución, que es el tiempo que todas estas especies compartieron un ancestro común.

El resultado evidenció que entre los genes con mayor actividad “se encuentran algunos involucrados en el desarrollo neuronal, la señalización entre las células, el aprendizaje y la memoria. “Los investigadores especulan que los genes que hacen que el cerebro sea más adaptable, y más capaz de recordar, también podrían ayudar a los animales a reconocer a sus parejas y encontrar su presencia gratificante”, detalla ABC.

¿Pasa lo mismo con humanos?

Para el estudio solo se consideraba como monogamia a las especies que permanecían juntas durante la temporada de apareamiento y para cuidar a sus crías, un concepto diferente al que se aplica en el caso de los humanos.

En el caso del hombre, no se pude negar que el factor cultural está envuelto en la decisión de elegir una pareja estable. Kit Opie, antropólogo evolucionista de la Universidad College de Londres, dijo a CNN que “La cultura monógama moderna apenas tiene alrededor de 1.000 años”.

Ahora, te contamos tres razones por las que los humanos buscan solo a una persona como su compañera.

1. Cerca del 83 % de culturas en el mundo permiten tener más de una pareja, según la BBC; sin embargo, la mayoría prefiere optar por una sola.

2. Las enfermedades de transmisión sexual también frenan el deseo de buscar numerosos acompañantes, según información de CNN.

3. Aunque no lo creas la paternidad se convirtió en algo esencial. Opie señaló que al igual que los primates, las necesidades de los hijos llevaron querer compartir la responsabilidad con una pareja. Sin embargo, con los cambios contantes también reconoce que el ideal de ‘felices para siempre’ se aleja cada vez más.