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Familia
Full apoyo a las madres en el posparto
La desinformación, hormonas, dolor, miedo, críticas y un entorno que no sostenga emocionalmente a la parturienta, puede afectar a su identidad y relación con el bebé
Nació el bebé y toda la familia está feliz por la llegada del nuevo integrante. Pero mamá no quiere verse al espejo por la flacidez, estrías y más cambios físicos en su apariencia. Y para rematar se siente mal por pensar en eso y no en su hijo.
“Es común observar nuestro cuerpo y sentirnos mal”, indica Andrea Hernández, fisioterapeuta, doula (acompaña e informa a la madre) y educadora perinatal, quien sostiene que no solo nace un bebé, también surge una nueva mujer.
Por eso es necesario que ella esté informada de los procesos fisiológicos naturales que suceden en el embarazo, parto y posparto o puerperio, así tendrá una idea de lo que le ocurre y lo que pasará luego, dice Eliana Rodríguez, psicóloga clínica y perinatal.
El trabajo multidisciplinario es esencial, menciona Hernández. “Tienen que trabajar pediatra, nutricionista, psicólogo perinatal y fisioterapeuta. Así la mamá y familia tendrán herramientas y se sentirán más seguros de las decisiones que van a tomar”, indica la doula.
Nostalgia, depresión y más
Por lo general puede presentarse una manifestación de nostalgia, pero un 85 por ciento de las madres vive el ‘baby blues’ o tristeza posparto. Aparece el llanto constante, ansiedad, sensibilidad emocional, entre otros síntomas, indica la psicóloga.
“El 75 por ciento de las mujeres no manifiesta su malestar psicológico en el puerperio, como no lo dice, no se le diagnostica ni se la trata”, afirma Rodríguez, quien también menciona a la depresión y psicosis posparto.
En la primera se puede dar por tendencias depresivas, ruptura de vínculos significativos, embarazo no deseado, etcétera. No se disfruta al bebé, hay tristeza por más de dos semanas, agotamiento físico y emocional que no se va con el sueño, hay ideas de culpabilidad sobre ser una mala madre. Tiene frecuentes deseos de huir.
La psicosis es un trastorno psiquiátrico que puede darse a los cuatro días del posparto. Se manifiesta con insomnio severo que afecta gravemente a su condición psicológica, irritabilidad, ansiedad, delirios y alucinaciones que pueden aparecer en relación al bebé o a ella, desorientación del pensamiento. “Es grave, pues las alucinaciones podrían representar un peligro para el bebé y la mujer. Pueden acabar en infanticidio o suicidio”, advierte Rodríguez.
Violencia y separación
“La apariencia nos va a tocar de manera sensible y más si somos víctimas de la violencia ginecobstétrica, que no es solo gritarle a la paciente o una negligencia médica, es también infantilizarla o hacerla sentir incapaz de poder parir, lactar o maternar”, expresa Hernández, quien dice que está estipulado que el Ministerio de Salud Pública debe dar seis sesiones de educación prenatal. “Si la reciben se reducen las posibilidades de la depresión posparto”.
Rodríguez menciona otro punto importante: la separación de la madre y el bebé. Esto interrumpe el vínculo y la lactancia y esta previene el 50 % de trastornos psicológicos.
EXTRATIPS
- Trata de agendar las consultas. Tanto la pediátrica y ginecológica con la psicológica. Nunca se sabe si en el control tendrá alguna mala noticia, un examen no saldrá como se esperaba o la nueva información abruma. Es importante la escucha empática del profesional de la salud mental.
- ‘Pilas’, cámbiate el chip. El tema del bebé no es solo de mujeres, también de los padres. Aprópiate de la paternidad, infórmate e implícate en el embarazo, parto, posparto y lactancia. Protege emocionalmente a la madre y al bebé.
- Que las abuelas acompañen con respeto y prudencia. Que no supongan a la hora de intentar ayudar o aconsejar. Pregunten antes de actuar, reconozcan su nuevo lugar en la dinámica familiar, sin resentimientos.
- No censuren las emociones de la madre. Como familia dejen que ella manifieste sus sentimientos o pensamientos.