El presidente de Turkmenistán, Gurbanguly Berdymukhamedov, está cerrando una de las pocas atracciones turísticas del país: el cráter de gas Darvaza, también conocido como las puertas del Infierno.

El fuego ha estado ardiendo durante décadas a unos 260 kilómetros de la capital del país, Ashgabat.

En una reunión del gobierno televisada este mes, Berdymukhamedov argumentó que el pozo en llamas estaba quemando un "enorme volumen de gas" que de otro modo podría usarse "para asegurar la prosperidad del pueblo turcomano".

Dijo que las consideraciones ambientales y de salud también influyeron en su decisión de invertir en una operación costosa y técnicamente desafiante para extinguir el gas en llamas.

Conocido por algunos como la Puerta al Infierno, el cráter con filtraciones de gas en llamas se ha señalado cada vez más como un destino imperdible en Turkmenistán, junto con las ciudades antiguas del país, el desierto de Karakum y las grandes mezquitas.

La caverna apareció a principios de la década de 1970 después de que una plataforma de perforación soviética perforara un pozo de exploración que golpeó una gran cueva oculta debajo de la superficie.

Los registros exactos de lo que sucedió a continuación no están disponibles, pero se cree que el suelo debajo de la plataforma se derrumbó en un amplio cráter, enterrando la plataforma pero sin causar víctimas.

Según cuenta la historia, los geólogos decidieron encender el gas en el cráter, creyendo erróneamente que se quemaría rápidamente. En 2010, Berdymukhamedov emitió su primera orden para extinguir el cráter.

Sin embargo, ese plan pronto quedó enterrado, ya que los turistas e incluso el propio presidente continuaron acudiendo en masa a la atracción infernal.

Se ha encargado al vice primer ministro Shakhym Abdrakhmanov obtener consultas de científicos turcomanos y también traer expertos internacionales para implementar la última orden del presidente.