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Una parafilia donde las personas provocan el deseo sexual por medio de los insectos.Pixabay

¡Formicofilia: el placer sexual por medio de los insectos!

¿Te imaginas un bicho recorriendo por tus partes genitales? Quizás no tengas estos gustos extraños como aquellos que sí lo han experimentado. Una rara forma de buscar placer sexual.

¿Te imaginas una forma de tener placer sexual a través del contacto con animales, pero sin llegar al acto de realizar el acto sexual? ¿Te imaginas a pequeños animales recorriendo tus zonas erógenas del cuerpo como el pene, el clítoris, el pecho o el ano? ¿Te suena raro o sexualmente atrevido?

La fantasía sexual o fetichismo, término creado por Sigmund Freud, es una parafilia que consiste en provocar el deseo y excitación por medio de un objeto, en cualquier parte del cuerpo. Nada raro hasta ahí.

Sin embargo, en el mundo de la sexualidad cada vez salen a luz terminologías que explican las distintas maneras de experimentar las satisfacciones sexuales. Uno de esos extraños casos es la formicofilia: obtener el placer sexual mediante el contacto directo con animales o insectos pequeños.

Aunque no existe un estudio científico que compruebe con exactitud este hecho sexual, desde el punto de vista de la psicología la formicofilia se trata del cosquilleo, picadura o recorrido del cuerpo que generan los pequeños animales, como las hormigas.

¿Ahora sí te imaginas un bicho recorriendo por tus partes genitales? Quizás no tengas estos gustos extraños como aquellos que sí lo han experimentado. “Estos insectos pueden ser gusanos u hormigas deslizándose por el cuerpo, no solo en la zona genital. Además, en algunos casos se llega a practicar la masturbación o incluso el sexo anal”, según un comunicado en el medio internacional Clarín.

Francisca Molero, directora del Instituto de Sexología de Barcelona, citada en el diario El Mundo, indica que las personas incorporan alguna de estas prácticas sexuales como un elemento para romper la monotonía y que necesitan de estas conductas ‘raras’ para excitarse sexualmente, ya que, si no, no lo consiguen.

Definitivamente la sexología en los seres humanos no tiene límites.