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Buena Vida
Dayana Morán, frontal, decidida y valiente
La primogénita del ‘Más querido’ está forjando su carrera con independencia. Es madre, trabajadora, ama de casa y emprendedora
ADayana Morán, la pandemia desatada por el coronavirus la convirtió en una ‘wonderful woman’. Hoy, sus días transcurren entre la crianza de su pequeño hijo; Joaquín Emiliano, el teletrabajo, las tareas del hogar y el manejo de las dos tiendas en línea que montó junto a su esposo; Esteban Silva.
Para la primogénita del ‘Más querido’, el cantante Gerardo Morán, todo es cuestión de organizarse y establecer un rutina. Es así como la casa de Dayana, de 29 años, funciona como un relojito.
“Aunque la gente piense que tengo niñera, empleada y chofer, esto no es así. Lo hago todo”, explica.
Pese a que sus días pueden ser extenuantes, la joven asegura que -dejando a un lado la emergencia sanitaria- está disfrutando de los mejores momentos de su vida. La cuarentena, lejos de generar conflictos en la pareja, los “unió mucho más”, narra.
Durante los primeros meses de pandemia, Dayana y su esposo empezaron la alimentación complementaria de su pequeño, escucharon sus primeras palabras y quedaron cautivados con sus pininos.
Enamorada de la maternidad
Dayana siente que la vida le cambió desde el momento en que se convirtió en mamá, el 20 octubre. Apenas tres días después de que terminara el paro nacional de 2019. Aunque reconoce que fue una época de caos en el país, toda la familia se concentró en la llegada de Joaquín Emiliano. “Ya no había niños en casa. Los gemelos (sus hermanos, de 15 años) ya estaban grandes, así que mi hijo es mimado por todos”, detalla. Dayana se encarga de que el bebé comparta con sus abuelos y tíos casi todos los días. En la casa del ‘Más querido’ -que queda tan cerca de la suya- Joaquín Emiliano revuelve las fotos, juguetea con los discos de Gerardo y arranca suspiros y carcajadas en los integrantes de la familia Morán. “Sabe que allá lo consienten y no quiere comer, pero ya en la casa es muy bien portadito, es muy tranquilo y come todo... No es porque sea mío, pero es súper pilas”, dice Dayana llena de orgullo.
Está tan a gusto con su rol de madre que contempla la posibilidad de llamar a la cigüeña, nuevamente, en julio próximo. “Que sea lo que Dios quiera, pero estamos pensando en que el bebé nazca en 2022”, agrega
Al momento, ella y Esteban comparten las obligaciones que demandan el ser padres. Se turnan para alimentar, vestir y hacer dormir a su chiquito. Incluso cuando Dayana debe ir a su oficina -dos veces por semana- es su esposo quien queda a cargo de Joaquín Emiliano.
Ese siempre fue el plan, incluso antes de la pandemia. Esteban llevaría a su hijo al trabajo. “Tiene un colegio, por lo que podía estar con mi chiquito sin problemas... Él es su propio jefe”, acota.
Dayana y Esteban también son padres de Kloe y Bruno, dos perritos muy mimados que comparte la pareja en todo momento. La joven los mima y constantemente sube fotografías de sus peludos en redes sociales.
Los haters le 'resbalan'
Dayana es sumamente activa en redes sociales, sobre todo en Instagram, cuenta en la que mantiene más de 135 mil seguidores. Allí comparte fotos de sus actividades del día y de los distintos roles que desempaña.
Aunque siempre está pendiente de las personas a las que acepta en estas plataformas -que son privadas- no han faltado los comentarios negativos sobre su vida.
En algunos la ‘tachan’ de mantenida del papi, hasta insinúan que Gerardo Morán es quien costea su “lujoso estilo de vida” y el de su esposo y hasta el de su bebé. “Eso es un error pensar que todo me llega masticadito. Nunca voy a ser malagradecida con lo que me dieron mis papis. Su mejor legado han sido los estudios, la maestría. Con eso soy perfectamente capaz de tener mi trabajo. Estuve seis años en el Municipio de Quito y ahora en otro lugar, también en el sector público”, enfatiza.
Aunque, por lo general, las opiniones de la gente le “resbalan”, sí revisa los perfiles de quienes las emiten. “Me dicen estás fea, estás gorda, tienes ojeras y esos comentarios los acepto si vienen de una Constanza Báez (exmiss Ecuador), pero casi siempre vienen de una persona con 300 kilos y bigote”, resalta.
Dayana se considera una mujer frontal, decidida, trabajadora e independiente. “Aunque han dicho que soy malcriada, creída, pocos se dan la oportunidad de conocerme... pero yo digo si fuera la mala persona que algunos creen que soy, Dios no me bendeciría tanto... Afortunadamente nunca se han metido con mi hijo, todos los comentarios hacia él han sido con cariño ”, menciona.
Crecer juntos
Hace unas semanas, Dayana hizo público en sus redes sociales que dos tiendas en línea eran suyas. En la primera, creada hace dos años, ofrece perfumes. Fue su esposo quien le sugirió iniciarla y ella lo apoyó.
Para la segunda, la motivación fue su hijo, el modelo de la casa. “La gente me preguntaba mucho sobre la ropa que le ponía y dónde la había comprado... Con Esteban vimos que el valor aquí es muy elevado, así que decidimos ofrecer las prendas a muy buenos precios”, describe.
Hay ocasiones en que una agencia de encomiendas se encarga de hacer los envíos. “Somos muy cumplidos. Tengo muchos seguidores en redes y no puedo exponerme a una mala publicidad. Podrían hacerme pedazos”, dice.
Juntos sostienen los gastos del hogar. “Somos organizados y ahorramos... tenemos planeado llevar a Joaquín Emiliano a Disney. Esperemos que esto (la pandemia) pase un poco”, comenta.
La pandemia
Aunque la pandemia ha unido a la familia de Dayana, también dejó una irreparable pérdida. Su tío, el hermano mayor de Gerardo se infectó de coronavirus y falleció. “Estábamos preocupados porque mi papi también se contagió... No se puso mal, pero estábamos muy angustiados”, describe.
Por fortuna, el cantante salió bien librado del COVID-19, por lo que hoy las medidas de seguridad se refuerzan mucho. “No soy exagerada, pero sí nos cuidamos bastante. Nos hemos reunido solo con la familia y amigos muy cercanos, pero a mi casa no se entra con zapatos, porque mi hijo aún gatea”, señala.
Aunque para muchos la crisis sanitaria ha sido una verdadera prueba, Dayana siente que se ha fortalecido. Hoy su sueño es continuar creciendo y construyendo de la mano de su esposo, con quien comparte valores cristianos, sueños y metas. “Muchas de las cosas que hacíamos se han limitado, pero sé que pronto esto acabará”, concluye.