Exclusivo
Buena Vida

Al fin los pies podrán oler a lo que más nos gusta.EFE

¿Con qué aroma quiere vestirse?

Las fragancias agradables pueden despertarnos emociones intensas y evocar los momentos gratos que hemos vivido. ¿Por qué no llevarlas con nosotros, lo más cerca posible? Piña colada, algodón de azúcar, hierbabuena, rosas, brisa marina, melocotón... Son

A partir de ahora las fragancias que nos evocan y emocionan podremos llevarlas “puestas” en nuestros pies, gracias a los ingenieros de profesión y emprendedores de vocación, Fernando Navarro y Pablo San Román, que han desarrollado una gama de calcetines con un olor acorde a su diseño.

“Estos calcetines que “emocionan el olfato” y cuyos aromas llegan al corazón, se basan en un proceso que permite inyectar la fragancia al calcetín, dándole un valor añadido cuando el cliente abre el empaquetado especial con el que se comercializan”, señala Navarro.

También explica que esta prenda incorpora un toque único e innovador que lo diferencia del resto de calcetines como son sus aromas. Pueden ser, desde mojito hasta algodón de azúcar, pasando por hierbabuena, galletas “cookies”, de bebé, rosas, ron, piña colada, brisa de mar, uvas y melocotón.

Abrir el paquete y sentir su efecto: ¡WOW!.

“Pero además de estar aromatizados, están confeccionados con máquinas de 200 agujas de algodón peinado, la máxima calidad de algodón actualmente, lo que posibilita conseguir una mayor definición en el diseño, suavidad y densidad, y que a la vez la prenda sea más resistente”, apunta.

Navarro explica que con este procedimiento consiguen diseños “muy definidos y unos colores que perduran en el tiempo y, aunque el olor no dure para siempre, el calcetín seguirá acompañando al usuario con sus diseños asociados a su respectivas fragancias”.

La fragancia de los calcetines tiene su máximo efecto cuando el usuario abre el paquete que los contiene, según indican en su página “provocando un ‘efecto ¡wow!’ que soporta tres lavados, sin ser perceptible para personas que estén cerca, ni impregna la piel o la ropa con la que esté en contacto”, explica este ingeniero.

“Estos calcetines se comercializan dentro de cajas reutilizables y coleccionables ‘estilo blister’, adaptados para conservar el olor de la prenda”, subraya.

Sobre cómo lo consiguen, Navarro indica: “el proceso de producción y manipulado que permite impregnar la fragancia en la prenda es nuestro secreto mejor guardado y nos lo quedamos para nosotros porque no podemos desvelarlo”.

Gracias a estos calcetines ahora podremos preguntarnos ¿Qué aroma quiero tener y hacer realidad ese deseo...?. A ello el experto comenta: “Así es, pero no solo eso. Pretendemos que esta prenda nos transporte a un momento especial, y consiga acercarnos ese recuerdo especial que tenemos asociado al olor que desprende. Así, podemos recordar cuando saboreábamos el algodón de azúcar en las ferias, o transportarnos al bar de una playa en pleno atardecer degustando un ‘mojito’”.

Los recuerdos vienen del olfato

Acerca de la idea original e innovadora, Navarro comenta: “Los humanos recordamos un 5% de lo que vemos; un 2% de lo que oímos y un 35% de lo que olemos. Los recuerdos nos vienen por el olfato. Queríamos evocar momentos especiales con cada olor que acompaña los diseños de estos calcetines llamados Kinglymove, y por eso nuestras temáticas van con una leyenda enfocada en vivir el momento y hacer que sea especial para la persona que los utiliza”.

Según el emprendedor la mayoría de las marcas dispone de una o varias fragancias patentadas que utilizan en sus tiendas, usando el sentido del olfato como ayuda y reclamo para la compra, “pero ninguna empresa utiliza estas fragancias como complemento del producto en sí y bajo la idea de ¡Elige tu aroma!”, enfatiza.

Navarro también relata a Efe la anécdota vivida cuando el perro de un cliente no paraba de olfatear sus calcetines: “En ese caso tenían olor a galletas, y el cliente nos subió a las redes sociales una foto de su mejor amigo olisqueando al “mejor amigo del pie”, sus calcetines”.

“Otra situación curiosa y muy tierna fue la de un bebé que no soltaba el calcetín por el olor que tenía y su hermano mayor, al verlo, le dijo al padre: “Yo quiero que me des uno que huela a chocolate”, concluye el empresario.