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Cuerpeo

El consumo de pornografía tiene beneficios y perjuicios.Tomada de internet

El porno, una ayudita al ‘cuerpeo’

Su consumo puede ser terapéutico, pero hay que tener cuidado con el tipo de contenido erótico que se elige, porque la mayoría tiene solo una visión masculina.

Muchas personas que han ido a moteles a pasar un momento de intimidad sexual con su pareja, habrán podido notar que en los televisores se reproduce pornografía.

De hecho, algunas personas optan por el consumo de este contenido de sexo explícito (en soledad o en pareja) para estimularse. Ante esto surge la pregunta: ¿es bueno o malo su consumo? El sexólogo Xavier García aclara, antes que todo, que este material es ficción y muy poco se asemeja al sexo habitual. Además, la pornografía usualmente está pensada desde la visión masculina, para el disfrute del hombre.

“Cada persona y cada pareja tiene sus comportamientos propios en la sexualidad. Y para algunos, este ‘ritual’ de ver pornografía puede ser una ‘herramienta’ para optimizar la intimidad. Pero no para otras”, comenta.

Sin embargo, aunque recalca que el porno puede ser útil para la estimulación, advierte que hay que conocer su uso adecuado. Se usa en terapia, pero no es usualmente el contenido que existe en Internet. “Puede ayudar a generar fantasías, cuando estas están estancadas”, explicó.

Reiteró que es necesario determinar qué tipo de pornografía se consume, porque no toda es apta. “Como dije, la pornografía está hecha mucho más para hombres, es más visual para lo masculino, algo que puede no gustar a las mujeres. Los hombres quieren ir al acto sexual directamente. En las mujeres es distinto. En la parte terapéutica se usa cierta pornografía, pero la indica un profesional y no tiene una visión tan masculina”.

Otro punto positivo de la pornografía (guiada de manera terapéutica) es que da señales para que nos atrevamos a experimentar cosas nuevas, o para tener sexo en nuevos lugares. “Hay ciertas posiciones, circunstancias y situaciones que nos ayudarían a expandir el repertorio de conductas sexuales”.

  • Como toda práctica nueva o inusual en el sexo, hay que llegar a acuerdos con la pareja para su realización y consumo. El porno no le gusta a todo el mundo.
  • La pornografía puede usarse en solitario para ‘liberarse’ de alguna fantasía que no se comparte con la pareja. Por ejemplo, si a la pareja no le gustan los tríos, el consumo de este contenido puede ser útil.
  • Para que el uso de la pornografía sea saludable en la pareja, es importante tener siempre presente que se trata de ficción y que nada allí es enteramente alcanzable.
  • Los actores que aparecen en este tipo de películas suelen tener una preparación física para ello, así que poco de lo que se ve allí sucede en la vida real.