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Mayra Íñiguez prepara canastillas con diversos dulces para las entregas a domicilios.Jaime Marín

Corpus Christi, la dulce fiesta morlaca

Este 3 de junio de 2021 empiezan días para Adoración del Cuerpo y Sangre de Cristo, celebración que se hace desde la fundación de la capital azuaya

La fiesta del Corpus Christi, una de las festividades más antiguas en la ciudad de Cuenca, se inicia desde este 3 de junio de 2021 en la Catedral de la Inmaculada Concepción con un marcado cambio: la ausencia de puestos de venta de dulces, pirotecnia y bandas de música.

Esta celebración, que forma parte de la identidad popular de los cuencanos, instaurada desde la fundación misma de la urbe, en 1557, se desarrollará con algunos actos religiosos con aforo limitado.

A las 19:00, en la Catedral realizarán la misa de celebración del Corpus Christi. A este acto solo asistirán integrantes del clero.

Durante el período en que se desarrolla esta fiesta católica, a la que también se la conoce como septenario, porque dura siete días dedicados a la Adoración del Cuerpo y la Sangre de Cristo representada en el Santísimo Sacramento, es típica la venta de una variedad de dulces.

Por segundo año consecutivo, debido a la pandemia, esa tradición se limitará a la entrega de las golosinas bajo pedido o venta solo para llevar.

Mayra Íñiguez recuerda que hasta 2019 junto a otros 119 artesanos se ubicaron con sus puestos de venta de confites en los alrededores del parque Abdón Calderón, pero ahora no.

Diego Campoverde alista las porciones de los diferentes manjares que ofrece.Jaime Marín

“Era muy colorido. El olor y sabor de los higos enconfitados, suspiros, hostias, arepas y más delicias, se destacaban dentro de la fiesta del septenario”, anota la mujer, que mantiene el legado de sus abuelos en la elaboración de dulces de Corpus.

Ella, al igual que Diego Campoverde y otra decena de artesanos, pese al coronavirus, tratan de mantener en vigencia la dulce tradición.

“Este año no faltarán los manjares que por décadas preparamos, como parte misma de la fiesta, para endulzar la vida de los morlacos”, dice Campoverde, quien aprendió a hacer las delicias de sus antecesores.

Dulces de élite

El historiador cuencano Juan Cordero cuenta que los dulces son la parte colorida de la solemnidad de Corpus Christi. La costumbre de prepararlos fue adoptada desde la fundación española. Su elaboración era privilegio de los conventos de monjas y los servían en la clase alta de Cuenca.

Estos dulces eran para obsequiar a familiares y amigos. Con el paso de los años, los confites comenzaron a expenderse al pueblo, de parte de mujeres que aprendieron a hacer los manjares con las religiosas, según anota Juan Cordero.

Hoy en día son comités barriales, familias, instituciones y empresas públicas o privadas los que mantienen la celebración del Corpus Christi como tradición católica. Esta es la segunda fiesta religiosa más importante de Cuenca, luego del Pase del Niño Viajero. 

Obsequio de los enamorados

En la década de 1910 a 1920, los dulces de Corpus eran utilizados por los enamorados para saber si eran bienvenidos y aceptados por la familia de sus novias. Así lo destaca el extinto escritor Octavio Sarmiento, en su obra ‘Cuenca y Yo’.

El autor reseña que en estas fechas de celebración de Corpus Christi, el mayor placer de los enamorados era mandar una bandeja de dulces a los padres de la ‘Dulcinea’ de sus sueños.

Valiéndose de ciertos modos, el ‘Romeo’ averiguaba si la familia saboreaba esos manjares. Si aquello ocurría “le hacía presumir al enamorado que era bienvenido a la familia de la novia”, cita Sarmiento. (JM)