Los humanos solemos pensar que controlamos nuestras decisiones y comportamientos. Sin embargo, fuerzas inconscientes, como nuestros genes, influyen en cómo pensamos y actuamos.

Los científicos han estudiado cómo los genes afectan la salud humana. Este conocimiento ha impulsado el desarrollo de la medicina de precisión, mejorando el diagnóstico y tratamiento de enfermedades para un bienestar más rápido. Pero, ¿qué hay de la influencia genética en la psicología?

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Una investigación de la doctora Jessica D. Ayers explora cómo los genes moldean la psicología y el comportamiento humano. La especialista expone algunas maneras en las que los psicólogos pueden utilizar la teoría del conflicto genético para entender mejor el comportamiento humano y mejorar los tratamientos psicológicos.

Ayers menciona que la teoría del conflicto genético sugiere que nuestros genes, aunque combinados para formar nuestra identidad, mantienen marcas que indican su origen materno o paterno. "Estos marcadores pueden provocar cooperación o conflicto entre genes durante el desarrollo. Esta teoría se ha estudiado principalmente durante el embarazo, donde se observa claramente la influencia de diferentes conjuntos de genes", manifiesta

Los genes maternos y paternos tienen estrategias distintas para el crecimiento. Aunque generalmente cooperan, los genes del padre tienden a favorecer un desarrollo que optimice los recursos para el feto, mientras que los genes de la madre buscan preservar su salud y recursos para futuros embarazos. Cuando no logran comprometerse, pueden surgir problemas físicos y mentales, incluso abortos espontáneos.

A pesar de la importancia del conflicto genético, su influencia en la psicología ha sido poco estudiada. Esto se debe a la creencia de que la cooperación genética es esencial para la salud y porque la mayoría de los rasgos humanos están controlados por múltiples genes. Por ejemplo, la altura depende de 10,000 variantes genéticas, y el color de la piel de más de 150 genes.

Los síndromes de Prader-Willi y Angelman son trastornos genéticos raros que afectan a 1 de cada 10,000-30,000 y 1 de cada 12,000-20,000 personas respectivamente. Ambos resultan de la ausencia de una copia de un gen en el cromosoma 15, crucial para el desarrollo equilibrado.

Estos síndromes permiten observar la influencia de un gen específico en el comportamiento. Los niños con síndrome de Angelman son más sociables y risueños, mientras que los con síndrome de Prader-Willi tienden a tener rabietas y ansiedad, dificultando la interacción social.

Estos síndromes subrayan la importancia de estudiar el conflicto genético en la psicología. Las diferencias en temperamento, sociabilidad y salud mental observadas en estos trastornos son coherentes con los efectos del conflicto genético. Este conflicto influye en el apego y en la sensibilidad de la relación entre padres e hijos, comenzando desde el útero y resultando en patrones únicos de comportamiento social.

La mayoría de los científicos no consideran el conflicto genético al estudiar el comportamiento humano. No obstante, investigaciones como la de los síndromes de Angelman y Prader-Willi demuestran cómo integrar un marco de conflicto genético puede revelar cómo nuestra biología influye en nuestra psicología y comportamiento.

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