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Pon los límites pero sin violencia.Freepik

¡Castiga pero sin gritos ni golpes! El secreto para imponer respeto

Una máster en educación aboga por los métodos de corrección que
fomenten la disciplina y el bienestar emocional del niño 

La educación del niño es un proceso complejo que debe basarse en el respeto, el amor y la comprensión. La máster en educación, Mercedes Váscones, con más de 40 años de experiencia, sostiene que la disciplina debe aplicarse sin recurrir a las humillaciones ni a los golpes, ya que estas acciones tienen efectos negativos en el desarrollo emocional del menor.

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La violencia -física o verbal- también afecta la autoestima, genera inseguridad y puede fomentar la perpetuación de conductas agresivas.

Un estudio publicado en la revista The Lancet (2018) señala que el castigo con golpes está vinculado con un aumento en la agresividad y una menor capacidad para manejar la frustración.

El pequeño que sufre maltrato suele enfrentar dificultades en sus relaciones interpersonales, ya que interioriza la creencia de que la violencia es una forma válida de resolver conflictos.

En lugar de optar por el castigo físico, la disciplina debe centrarse en establecer límites claros.

Mercedes recomienda utilizar métodos como el diálogo, lo cual permite que su hijo comprenda la relación entre sus acciones y las consecuencias, sin causarle daño emocional.

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Sanciones según la edad

  • 0 a 2 años (infancia temprana). A esta edad, aún no tienen la capacidad de entender las consecuencias de sus acciones. El enfoque debe centrarse en la prevención. No se recomienda el castigo físico ni verbal, ya que no tiene la capacidad de comprender las razones detrás de los límites.
  • 2 a 5 años (primera infancia). Empiezan a desarrollar la comprensión de lo que es correcto o incorrecto, pero aún carecen de control total sobre sus impulsos. Los castigos deben ser suaves y, más importante aún, deben enfocarse en enseñar, no en castigar. Estrategia: Un breve período de separación en un lugar tranquilo, sin distracciones, donde el niño pueda calmarse y reflexionar. Este tiempo fuera no debe ser más de unos minutos (un minuto por cada año de edad).
  • 5 a 8 años (edad escolar temprana). Empiezan a comprender mejor las consecuencias de sus actos y son capaces de seguir reglas simples. Estrategia: Consecuencias lógicas. Relacionar la consecuencia directamente con la acción (por ejemplo, si no guarda los juguetes, no podrá jugar con ellos el día siguiente).
  • 9 a 12 años (edad escolar media). Tienen una mayor capacidad de razonamiento y pueden comprender con más claridad las consecuencias de sus actos. Estrategia: Pérdida de privilegios: Por ejemplo, no permitirles ver televisión o usar el celular si no cumplen con las reglas.
  • 13 años en adelante. Los adolescentes tienen un desarrollo cognitivo más avanzado y, por lo tanto, son capaces de comprender las consecuencias más profundas de sus acciones. Estrategia: Reflexión y autocontrol. Ayudarlo a reflexionar sobre sus decisiones y las repercusiones de su comportamiento.

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