Exclusivo
Buena Vida

Cada niño es diferente, esto puede ser más notorio en el caso de los niños y las niñas con un Trastorno del Espectro Autista (TEA).Archivo

Autismo: superando las barreras

Conoce la importancia de la inclusión en el entorno educativo y las herramientas para ayudarlos

Los trastornos del espectro autista (TEA) son una condición amplia y compleja relacionada con el desarrollo neurológico y que se caracteriza principalmente por un déficit en las habilidades de comunicación e interacción social. Afecta a 1 de cada 160 niños en el mundo y en los últimos años la incidencia parece estar en aumento, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

“Es una condición de origen neurobiológico que afecta el funcionamiento cerebral. Se utiliza el término ‘espectro’ para describir el autismo porque existe una amplia variación en el tipo y severidad de los síntomas, teniendo en común la afectación en la comunicación social y la presencia de patrones repetitivos y restrictivos de la conducta”, explica la Dra. Andrea Linares, neuróloga pediatra especialista en neurodesarrollo infantil.

Los primeros síntomas empiezan a evidenciarse en las etapas iniciales del desarrollo. Algunos de los signos más comunes son: dificultad para mantener el contacto visual y el poco interés en los rostros, no responder cuando lo llaman por su nombre, dificultad para establecer juegos simbólicos y no compartir intereses con otras personas. Sin embargo, es altamente tratable y los síntomas pueden reducirse lo suficiente para permitirles mantener un estilo de vida óptimo y funcional.

Destrezas cognitivas

La involución en las destrezas cognitivas fue uno de los primeros síntomas que notó Lissette Hidalgo en su hijo Ezequiel, que hoy tiene seis años y fue diagnosticado con autismo a los cuatro. “Poco después de cumplir un año empecé a notar cambios en el comportamiento. Una de las primeras cosas que dejó de hacer fue hablar. Antes decía mamá y papá, pero al cumplir 18 meses este comportamiento desapareció”, recuerda.

Para Lissette, fomentar el desarrollo de su hijo ha sido un reto dentro de un entorno que poco parece apostar por la inclusión y cuidado de niños con capacidades especiales. Cuenta que muchas instituciones educativas les cerraban las puertas cuando la realidad de su pequeño se ponía sobre la mesa.

“He pasado por más de cinco escuelas en las que solo me supieron decir: ‘no estamos preparados para recibir a un niño con capacidad especial’. Evidentemente, nuestro país no está listo para el tema, aún hay muchísimo camino que recorrer”, dice la madre.

Estos comportamientos retrasan el proceso para crear ambientes que faciliten la integración de los niños en sociedad. Los pacientes con TEA dependen en gran medida de la intervención y abordaje de todo el equipo multidisciplinario encargado de la educación y, por supuesto, también del apoyo constante de padres y cuidadores.

Técnicas de acompañamiento pedagógico

Justine Olvera, docente especialista en acompañamiento pedagógico escolar, resalta la importancia de implementar las técnicas adecuadas en conjunto con otros profesionales. “Es un requerimiento en los centros educativos que los niños sean acompañados por profesores sombra. Mediante el diálogo que mantengan ambos se puede lograr que ese niño potencie todas sus habilidades a nivel personal y social, convirtiéndose en una persona funcional y que puede desarrollarse perfectamente”, asegura.

Por otro lado, el cuidado de un niño con capacidades especiales es considerado por los supervisores como un reto que implica mucho amor y comprensión de por medio. “Cuando nosotros los padres nos enteramos del diagnóstico del niño, pasamos por un proceso de duelo que no es fácil de llevar, porque uno tiene que aceptar que su hijo es diferente. Se van aprendiendo cada día cosas nuevas, empiezas a darte cuenta de que ellos se esfuerzan por demostrar que pueden salir adelante. Verlos llenos de amor y entusiasmo es uno de los aspectos más gratificantes de todo este proceso”.

Con esta idea coincide la doctora Linares, quien ilustra los retos que tienen los especialistas de salud al momento de comunicar el diagnóstico a los padres. “Es un proceso complejo que muchas veces conduce a los padres a un estado de profunda desesperanza. Como médicos se nos plantea el desafío de balancear la realidad con la esperanza; y de alguna manera también nos enfrenta con las limitaciones e incertidumbre de la medicina. Comunicar el diagnóstico no debe tratarse de un mero acto informativo, debe constituir un proceso de acompañamiento basado en la empatía y en la práctica clínica responsable y no especulativa, que nos permita afrontar y enfocarnos en las debilidades, pero sobre todo en las fortalezas de cada niño”, concluye.

TIPS para ayudar a tu hijo en su desarrollo educativo

Infórmate. Tutores, educadores y compañeros deben informarse sobre el autismo y sus características, con el objetivo de desarrollar una comprensión empática que elimine mitos y estigmas que dificulten la manera de relacionarse.

Comunícate. Se recomienda utilizar un lenguaje claro y directo al interactuar con el niño. Esto dará paso a evitar ambigüedades y ayudará a proporcionar instrucciones concretas fáciles de entender para el niño.

Crea ambientes. Es básico crear atmósferas en las que el infante se sienta acogido y seguro dentro del aula. Esto les ayudará a sentirse más cómodos y confiados para interactuar con otras personas.

Ajusta. Adapta el plan de estudios para atender las necesidades específicas del niño, brindando apoyo adicional o modificando tareas si es necesario.

Busca apoyo. El niño debe recibir atención de profesionales especializados en el autismo. Terapeutas ocupacionales, del lenguaje y conductuales pueden proporcionar herramientas para que puedan abordar necesidades específicas.