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Buena Vida
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Arrullos dedicados al Salvador
Hace más de tres décadas se creó la agrupación La Voz del Niño Dios para interpretar ritmos tradicionales
29 de diciembre, 2020
Yo vide a mi Dios chiquito/ Yo vide a mi Dios chiquito/ Dándole el pecho a su madre y san José como padre le decía: calla, Niñito. En un dichoso portal vi a san José y a María que en los brazos lo tenía/ Dándole al Niño mamar. Con tanta amorosidad le da sus pechos benditos. (Yo vide a mi Dios chiquito)
Adoremos esta cuna
Adoremos esta cuna,
Del niño Dios que ha nacido,
En los rayos de la luna,
Una estrella ha florecido.
Creo en el Padre y el Hijo,
En el Espíritu Santo,
Una estrella con quebranto,
Demostró grande prodigio.
En el cielo de Israel,
Es la estrella de Belén,
El perdón lo trae consigo,
De su divina eficacia,
y canta María Mate en Gracia,
Adoremos esta cuna. (Adoremos esta cuna)
Estas estrofas son parte de dos de las composiciones que con su singular voz entona la cantora Rosita Wila Valencia, conocida artista esmeraldeña que por muchos años ha difundido ritmos que forman parte del patrimonio de su provincia.
Los versos revelan que al nacimiento del Niño Jesús no solo se lo recuerda con villancicos, también con chigualos, loas, marimbas, décimas, que se expresan al son de tambores, cununos, maracas.
La cantora esmeraldeña explicó a EXTRA, vía telefónica, que estas frases dedicadas al Niño Jesús y muchas otras composiciones las aprendió en su niñez. Son versos que forman parte de su creencia, que se crió escuchando y son de tradición oral ancestral esmeraldeña.
También aprendió versos dedicados a la Virgen del Carmen, de la Merced y a san Antonio, que se entonaban en las festividades, “porque cada santo trae su fecha, entonces les hacían las celebraciones”.
POR UN CONCURSO
Rosita interpreta estos versos con su agrupación La Voz del Niño Dios, formada casualmente en diciembre. Fue en este mes, en 1982, cuando el Banco Central organizaba, en Esmeraldas, un concurso de arrullos y chigualos por las festividades de Navidad y, para participar, ella conformó un grupo de cantoras. Como era para recordar al Niño Dios, decidió llamar así al grupo.
Nueve personas forman parte de esta agrupación cultural, en la que también participa el niño Yoimar Marines, bisnieto de Rosita.
La cantora, nacida hace 86 años en un pueblito llamado Punta de Piedra, perteneciente a la parroquia Borbón, en el norte de Esmeraldas, anota estas estrofas de los indeterminados arrullos, chigualos y marimbas, con la intención de que queden para la posteridad.
“Cantaré hasta que me dé el cuerpo, porque la voz la tengo completa”, enfatiza entre risas la octogenaria, que también entona versos inspirados en la actual pandemia que enfrenta el mundo.
Los versos revelan que al nacimiento del Niño Jesús no solo se lo recuerda con villancicos, también con chigualos, loas, marimbas, décimas, que se expresan al son de tambores, cununos, maracas.
La cantora esmeraldeña explicó a EXTRA, vía telefónica, que estas frases dedicadas al Niño Jesús y muchas otras composiciones las aprendió en su niñez. Son versos que forman parte de su creencia, que se crió escuchando y son de tradición oral ancestral esmeraldeña.
También aprendió versos dedicados a la Virgen del Carmen, de la Merced y a san Antonio, que se entonaban en las festividades, “porque cada santo trae su fecha, entonces les hacían las celebraciones”.
POR UN CONCURSO
Rosita interpreta estos versos con su agrupación La Voz del Niño Dios, formada casualmente en diciembre. Fue en este mes, en 1982, cuando el Banco Central organizaba, en Esmeraldas, un concurso de arrullos y chigualos por las festividades de Navidad y, para participar, ella conformó un grupo de cantoras. Como era para recordar al Niño Dios, decidió llamar así al grupo.
Nueve personas forman parte de esta agrupación cultural, en la que también participa el niño Yoimar Marines, bisnieto de Rosita.
La cantora, nacida hace 86 años en un pueblito llamado Punta de Piedra, perteneciente a la parroquia Borbón, en el norte de Esmeraldas, anota estas estrofas de los indeterminados arrullos, chigualos y marimbas, con la intención de que queden para la posteridad.
“Cantaré hasta que me dé el cuerpo, porque la voz la tengo completa”, enfatiza entre risas la octogenaria, que también entona versos inspirados en la actual pandemia que enfrenta el mundo.