¡Cómo se ha incrementado la violencia! A lo mejor esta frase usted la dice al ver en las noticias o redes sociales los casos de femicidio o muertes por sicariato que se han desarrollado en el país, sin percatarse que la agresión se está normalizando.

Esta acción está más cerca de lo que cree. La ve en ‘pitos’ que se arman en partidos de fútbol; en un conductor que amenaza a un agente de tránsito por detenerlo; o en un padre que insulta a su hijo.

¿Por qué crece? Por varias causas, indica la psicóloga y terapeuta familiar, Toyi Espín. “Un hogar disfuncional, en el cual la forma de interactuar es el maltrato intrafamiliar; los hijos aprenden esos patrones y unos los replican. La violencia en centros educativos, trabajos, a través del bullying (acoso); esto genera ira reprimida, y si no es tratada puede salir de manera explosiva, traduciéndose en agresión verbal, psicológica o física”, señala.

Y añade otro factor que influye en el comportamiento agresivo: el mal uso de los aparatos electrónicos. “Los menores no son supervisados por los adultos, no hay cuidado con lo que ven: caricaturas, filmes, videojuegos de violencia, de narcotráfico, asesinatos, etcétera, eso están consumiendo”, sostiene Espín.

Su colega, Marcia Colmont, expresa que ciertas situaciones aumentan el riesgo de agresión, como el alcohol, insultos, provocaciones y hacinamientos.

Estos comportamientos violentos pueden producir sanciones escolares, pérdidas de trabajo y de relaciones familiares, sentimentales y de amigos. Hasta llegar a situaciones mayores, como la muerte de una persona, afirma Espín, quien aconseja a los progenitores disciplinar con amor y buen trato, esa es la forma saludable de hacerlo. “Cree en ellos la cultura de la ternura, así erradicará de casa y por ende de la sociedad”, recomienda la terapeuta.

Existe el 'violentómetro'

Cuando las agresiones van en escalada terminan en actos más violentos como golpe, violación, asesinato, manifiesta Colmont, quien cita al ‘violentómetro’, un material desarrollado por un centro educativo mexicano, el cual permite visualizar manifestaciones de violencia ocultas en la vida cotidiana.

“Pueden iniciar con actos vistos como ‘normales’ como hacer bromas hirientes, celar, descalificar a alguien, para finalizar en actos más graves como una muerte”, expresa Colmont, quien indica que los violentos por lo general suelen presentar su forma de comportamiento en todos los ámbitos de su vida.