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Buena Vida

Los espíritus nos ayudan desde el ‘Mas Allá’.Pedro Figueras/Pixabay

¿Qué es el "Más allá"?

El llamado "Más allá" es un mundo real, compuesto por múltiples dimensiones e intercalado e interconectado con el nuestro, según uno de sus mayores exploradores, el médium Mikel Lizarralde

¿Qué es el "Más allá", ese misterioso territorio donde presuntamente nos dirigimos al fallecer? ¿Dónde están las fronteras entre esa dimensión desconocida y el mundo físico donde vivimos? ¿Qué nos ocurre cuando morimos? ¿Qué son los espíritus que habitan "ese lugar fuera del tiempo y el espacio mundanos”: almas, consciencias u otro tipo de entidades?

El médium Mikel Lizarralde sabe las respuestas a estas preguntas. Explica lo que ha descubierto “al otro lado”, en esa realidad paralela y en muchos casos superpuesta a la del mundo ordinario, que él conoce como pocas personas, ya que la explora a diario a través de sus consultas mediúmnicas, entrando en contacto con sus habitantes, los espíritus, seres inmateriales con los que afirma poder comunicarse.

Lizarralde (www.mikellizarralde.com/es), graduado en Psicología y director del Instituto Izarpe para el Desarrollo Personal (www.izarpe.org/es) en España, es uno de los médiums más reconocidos a nivel internacional y un gran divulgador de las experiencias extrasensoriales y fenómenos paranormales, autor de los libros ‘Un Nuevo Mensaje’ y ‘Diario de un médium’.

Este profesional que dice tener “la capacidad de ver, sentir y percibir a los que ya no viven aquí entre nosotros y están ahora en el Más allá”, desarrolló su don y se formó en la comunicación “con el otro lado” en Montreal (Canadá), con Marilyn Rossner, la médium más famosa del mundo.

Explica a EFE que las palabras “espíritu, alma y consciencia pueden usarse como sinónimos para referirse a aquellas personas que han vivido durante un tiempo en la Tierra, han fallecido y ahora están en ese otro plano, conocido como el 'Más allá' ".

EL MUNDO DE LOS ESPÍRITUS

“A menudo se utilizan las palabras ‘alma’ o ‘consciencia’ en referencia a un ser querido que falleció. El espíritu podemos entenderlo también como la llama o el “motor” del alma, mientras que el término ESPÍRITU con mayúsculas se utiliza para referirse al mundo de los espíritus en su conjunto”, aclara.

“Ese otro plano es un lugar tan o más real que este planeta en que vivimos, es otro mundo que está intercalado e interconectado con el nuestro”, explica el vidente, que se autodefine como un puente entre ambos mundos y un intermediario entre sus habitantes, físicos y etéreos.

Señala que en “ese otro mundo conviven las personas (almas, consciencia o espíritus) como tú y yo; con los guías espirituales, aquellas consciencias más elevadas que nunca encarnaron (maestros ascendidos y ángeles) y con seres que ya nunca volverán a nacer, debido a la gran cantidad de labor positiva que han realizado, como Madre Teresa de Calcuta”.

En este campo también podemos encontrar a deidades o santos, así como a espíritus protectores, según Lizarralde.

Este experto señala que los “protectores” son aquellas personas de nuestra familia o conocidos que nos ayudan desde el otro campo, a menudo de una manera limitada y en temas de la vida terrenal, mientras que los “guías espirituales” nos puedan ofrecer ayuda en un ámbito más espiritual y sin límites.

Asegura que los espíritus que están en el 'Más allá' pueden interactuar con nosotros ayudándonos a tener una vida mejor y más plena, más feliz y acorde con nuestra misión de alma. “Eso sí, nosotros también necesitamos saber escucharlos”, recalca.

Señala que “allí existen diferentes dimensiones, también llamados ‘locus’ que unos afirman que son siete, y otros dicen que son 'siete veces siete'”.

Sin embargo, para Lizarralde es un error querer pasar el ‘Más allá’ y el mundo de los espíritus por el tamiz de los números del entendimiento terrestre o humano, “porque así limitamos y simplificamos mucho lo que realmente es ese plano”, asegura.

UNA VISITA AL ‘OTRO LADO’

“Las dimensiones son lugares con distintos tipos de consciencia o vibración. Tu vida, así como tu modo de percibirla, condicionarán cómo morirás y si irás a una u otra dimensión”, puntualiza.

“Según como hayas vivido (con miedo, esperanza, conocimiento del plano espiritual, ilusión…) así morirás y, dependiendo de cómo mueras, así va a ser tu ‘Más allá’ ”, según Lizarralde.

“Lo que cada uno va a encontrarse tras su muerte va a estar condicionado por cómo ha muerto, por ejemplo, repentinamente o a través de una larga enfermedad. A su vez, su muerte estará condicionada por cómo ha vivido”, reitera este médium.

Añade que a las dimensiones se tiende a describirlas, según el entendimiento humano, como un edificio donde existen distintas plantas (pisos) encima unas de otras, pero “el ‘Más allá’ consiste más bien en una serie de campos energéticos o “burbujas” intercaladas e interconectadas entre sí, las cuales pasan de unas a otras y se entremezclan, incluso con la parte terrenal”.

“En el ‘Más allá’ no hay edificios o sitios como nosotros los comprendemos, sino lugares donde uno puede sanarse, crecer, descansar o aprender. Hay un sin número de lugares dimensionales o de conciencia dentro de los ‘locus’”, asegura.

Consultado sobre ¿qué nos ocurre en el plano espiritual cuándo morimos?, Lizarralde explica que, en realidad, no morimos en términos absolutos, no desaparecemos, y que ese tránsito al que denominamos muerte tampoco lo hacemos solos.

“Una persona puede empezar a ver y escuchar a sus seres queridos fallecidos anteriormente, e interactuar con ellos incluso hablándoles, días antes de fallecer ella misma. En esa etapa los velos que separan los dos mundos se vuelven más finos. Las barreras y fronteras espirituales dejan de existir”, señala.

En rasgos generales, “cuando alguien muere primero se ve a sí mismo en el lugar donde ha ocurrido la muerte. Ve y escucha el entorno y a las personas que están allí presentes, percibiendo sus sentimientos y sabiendo sus pensamientos, aunque a veces puede llevarle tiempo encontrarle sentido a lo que ha ocurrido”, asegura.

“La persona fallecida intentará interactuar con los allí presentes, para hacerles saber que no ha muerto, mientras que aquellos que han venido a buscarle y recibirle en “el Más allá”, procurarán facilitarle el tránsito, ayudándole a darse cuenta de lo ocurrido, calmando sus emociones y guiándole en la dirección en que debe ir”, prosigue el vidente.

“Antes de ir a lo que llamamos “La Luz”, el alma de la persona revisa cuáles y cuántas de sus misiones y objetivos en la Tierra han cumplido, observa las situaciones que ha vivido y siente en sus entrañas todo lo que ha hecho sentir a las personas con las que se ha cruzado en su vida, `lo bueno y lo malo´”, según Lizarralde.

“Para purgar esto la persona debe hacer un trabajo de sanación y de amor incondicional. Si ha causado más dolor y más confusión, observará y sentirá ese dolor y confusión magnificados, en una especie de “lavado de ropa”, que durará más o menos, dependiendo de cómo haya sido su vida”, explica.

“Solamente cuando haya hecho ese 'lavado de ropa' y ese trabajo de amor incondicional, la persona pasará a lo que llamamos ‘La Luz’, un lugar donde sus familiares fallecidos y sus guías, le ayudarán a seguir avanzando”, puntualiza.

“Desde que la persona hace ese trabajo de `purga´ su ego empieza a disolverse, al igual que el apego y emociones más terrenales, con lo que, al llegar a La Luz, habiendo hecho ya un trabajo de amor incondicional y desprendiéndose del plano material, será una versión muy mejorada de su ser”, según explica.

“Sin embargo, los rasgos principales de su carácter y su personalidad no desaparecen”, aclara.

“En La Luz (o cielo) no hay lugares físicos como los podemos entender en la tierra, pero sí que existen lugares dimensionales, donde se aprende, se sana, se ayuda, se estudia. El alma sigue, también en este lugar, una evolución”, finaliza Lizarralde.